En el sector de El Triángulo, en el valle De los Chillos, circular cuatro cuadras toma hasta 10 minutos por la alta congestión vehicular.El caos en el tránsito se concentra en la intersección de la autopista General Rumiñahui y la av. Ilaló. Las horas pico son las más críticas. En este sector se registra un alto movimiento vehicular por el paso permanente de nueve líneas de buses de servicio urbano. También de vehículos pesados como trailers y camiones.
Según algunos conductores el alto flujo de carros se mantiene de lunes a viernes, al igual que los fines de semana.
El sábado pasado en la mañana, dos policías de Tránsito controlaban la circulación. Aún así, en el sector se formaron largas filas de carros en los dos sentidos de la vía, Quito-Valles, Valles-Quito. Esta arteria conecta al centro y norte de Quito con Sangolquí.
Por la traba en el tránsito se escuchaban los pitos insistentes de los conductores, hubo ocasiones en que los carros frenaban a raya para no chocarse.
David Gavilanes conducía un Spark dorado. Esperó por más de 10 minutos para salir de un estacionamiento en la av Ilaló. La hilera de carros no le permitía el paso. “Es insoportable, para llegar hasta aquí me demoré más de media hora y estaba a pocas cuadras”.
La congestión en el tránsito también se siente en las vías aledañas, entre ellas la calle Geovani Farina. Allí la situación empeora porque no hay semáforos ni policías. Juan Aulia, uno de los policías que estuvo en la autopista, indicó que solo en la vía principal se controla el tránsito en la zona.
El gendarme reconoció que si hubiera más personal ayudaría a agilitar la circulación.
Los peatones también se sienten perjudicados. María Simbaña intentó cruzar la autopista Rumiñahui, pero tuvo inconvenientes porque debía esquivar los carros que giraban desde la av. Ilaló. Esto a pesar que el semáforo estuvo en rojo. “Es peligroso, uno no se siente seguro, hay que correr”.
Carlos Quinatoa, otro policía, ayudaba a los transeúntes a pasar la calle. Una estrategia de las personas era formar grupos de hasta 15 personas, solo allí algunos conductores cedían el paso.
Esta intersección es peligrosa porque los peatones se enfrentan a los carros que viajan por las vías Quito-Valles y la Ilaló en sentido oriente-occidente. Quinatoa considera que en el sector se requiere de urgencia un puente peatonal.
En esto coincide Rosa Jiménez, vecina del sector, para quien la situación empeora de lunes a viernes, con el paso de los estudiantes. “No son suficientes los semáforos, hay conductores que no los respetan y se cruzan”.
Otro tramo de la autopista Rumiñahui donde se registra congestión en el tránsito es en la estación del peaje, en el kilómetro 4. El sábado pasado se formó una fila de carros de hasta 80 metros, a pesar que hay seis carriles para el cobro (cinco para vehículos livianos, uno para pesados).
Justin Bustamante tiene un taller de carpintería en el sector. Él comentó que desde el Playón de la Marín, en el centro, se demora cinco minutos cuando no hay tránsito. El sábado pasado le tomó 20 minutos. “Es pérdida de tiempo y dinero, se gasta más en gasolina, es molestoso”. Conductores y vecinos se quejan que la situación no es reciente y no hay solución.