El novillero español Juan del Álamo salió a hombros por la puerta grande tras cortar dos orejas. El ecuatoriano Pablo Santamaría (hijo) cortó una oreja y dio una vuelta después de una faena que pudo valerle un gran triunfo, y el rejoneador Andy Cartagena dio una vuelta al ruedo.
Con una magnífica entrada se lidiaron cinco novillos de Mirafuente y uno de Vistahermosa buenos, de calidad y nobleza excepcional, que permitieron el lucimiento de los protagonistas. A dos los aplaudieron en el arrastre e incluso en el cuarto hubo peticiones de indulto.
Con un saludo capotero de clase y torería y una media de buen corte inició Pablo Santamaría su labor en el primero de la tarde, al que galleó por navarras para llevar al novillo al caballo del picador. Luego ejecutó un buen quite por chicuelinas. El novillo fue noble y colaborador aunque careció de fuerza. Con una concepción clásica y una buena disposición el ecuatoriano fue aplaudido al empezar su trasteo muleteril. El temple fue marca de dos series de derechazos con airosos remates con el pase de pecho y el cambio de mano entonado. Puso con la mano izquierda para las probaturas de rigor y la faena se compuso de remates mirando al tendido, un epílogo con molinetes y pases de pecho de rodillas. Tras un fallido intento de matar recibiendo, dejó una estocada entera y tendida y cortó una oreja merecida que paseó entres los cálidos aplausos de los espectadores.
Muy decidido y con buen concepto se le vio al ecuatoriano en el excelente cuarto de armónicas hechuras. Lidió bien Hernán San Miguel y el torero ecuatoriano se fue decidido de rodillas. Las series de muletazos fueron muy toreras por el lado derecho, el novillo humillaba con clase y nobleza, aunque en la cuarta tanda se tornó algo mirón. Ensayó al natural y se adornó entre ovaciones cuando surgieron ciertas peticiones de indulto del novillo, lo que hizo equivocar la decisión y Santamaría alargó la faena por el deseo de agradar y triunfar. Entonces consiguió una nueva serie de naturales de clase. Cuando estaba toreando sonó el primer aviso y después de un pinchazo cobró un espadazo caído y tendido. El novillo se amorcilló y llegó el segundo aviso. Lo que pudo ser un triunfo de dos orejas solo quedó en una celebrada vuelta al redondel.
Nuevo en esta plaza era el novillero de Ciudad Rodrigo (Salamanca) Juan del Álamo. Realizó uno de los pasajes capoteros más suaves, templados y artísticos de toda la feria en el primero de su lote, un jabonero sucio, noble y repetidor. Lo recibió con una larga cambiada, mecidas verónicas y media de remate. Empaque torero mostró en el inicio de su faena con el trapo rojo donde fue consiguiendo buenos momentos en derechazos ante un novillo de gran ritmo. Por el pitón izquierdo tenía una embestida algo brusca, que marcó un cambio en el planteamiento de la faena que derivó en una fase más vibrante y de conexión. Con tres cuartos de estocada tendida cortó una oreja.
El novillero salmantino volvió a demostrar sus dotes manejando las telas ante el excelente quinto (el único de Vistahermosa) y dibujó una media verónica digna de figurar en un cartel de toros. Un puyacito conservó el son y la nobleza del novillo Sopladito, que brotaba de modo natural. Bien en la lidia Milton Calahorrano. Eduardo Cevallos y Carlos López cumplieron una lucida tarea con las banderillas. Del Álamo estuvo torero y con el excelente ejemplar en las series por el pitón derecho. La tanda de naturales y el remate de afarolados tuvo un final efectista. Estocada tendida y una oreja.
El rejoneador Andy Cartagena hacía su tercera presentación en esta feria. Solamente trajo desde España tres caballos y completó la cuadra con dos ejemplares del hierro de Herdoíza.
Colaboró con el espectáculo el tercero para Cartagena, al que dejó, montando a Fortuna (luso-árabe) dos rejones de castigo, tras los cuales el toro persiguió la cabalgadura y el temple en la bandera fue lucido. Un buen quite por gaoneras del novillero Martín Tobar fue preámbulo al tercio de banderillas. Cisne, el tordo rodado portugués que tenía colocado un mastingal (artilugio para sujetar reunida artificialmente la cabeza del caballo) saltó a la arena. Con él realizó Cartagena el cuarteo en banderillas. Mientras tanto los palafreneros habían deshecho las trenzas de madroño de las crines y la cola de Fortuna -que volvió a salir- para que Cartagena dejara un par a dos manos, banderillas cortas y final en De Opus (lusitano) con un pinchazo contrario y dos descabellos.
El sexto de la tarde persiguió a Fortuna tras los rejones de castigo. Con Cisne hizo piruetas antes y después de un buen cuarteo y un paiffé (paso de alta escuela). Puso una banderilla al violín en Fortuna y cambió de mano al galope. El auxiliador (Enrique Cartagena, hermano de Andy) dio lances de castigo para frenar el ímpetu del toro. Dejó tres banderillas cortas y al ensayar la rosa perdió los estribos y cayó aparatosamente. Tras un nuevo par al violín mató en De Opus de un rejón contrario. Petición de oreja y vuelta. Juan del Álamo salió a hombros.