En esta fría mañana del domingo 23 de abril de 2023 un ambiente de solemnidad reina en los jardines del campus de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).
Hasta aquí han llegado estudiantes, exalumnos, profesores de la institución y allegados de Santiago Gangotena. El fundador y canciller de la universidad falleció el pasado viernes, 21 de abril, después de ser atropellado por un bus en una calle aledaña a estas instalaciones.
Las sillas ubicadas debajo de enormes carpas en el jardín, muy cerca de la entrada principal, se van llenando de a poco pasadas las 10:00 de la mañana. Por los parlantes instalados suena Yo vengo a ofrecer mi corazón (original de Fito Páez) entonada en directo por una voz femenina.
Mientras, por el pasillo central se forma una larga fila de personas que esperan para dar el pésame a Santiago Gangotena, hijo del fallecido exrector, y a Macarena Valarezo, su viuda.
Los asistentes a la ceremonia de despedida llegan vestidos de negro con detalles en color amarillo, bufandas, flores, pañuelos, que fue la consigna marcada para honrar la vida y el legado de Gangotena. El color amarillo era su favorito.
Al frente en el escenario está colocada una fotografía grande de Gangotena, rodeada de arreglos florales, enviados por las diferentes facultades que conforman la universidad. “Al mejor yogui, buena gente, con todo cariño, derecho ambiental”, se lee en uno de los arreglos. En una pantalla gigante, justo detrás, se muestran fotografías del fallecido.
En los pasillos se forman grupos de personas que se reúnen para recordar anécdotas o momentos que vivieron junto con Gangotena.
Una nueva familia
Algunas horas después del tiempo fijado en el itinerario inicia la ceremonia. Prácticamente no hay sillas libres bajo las carpas blancas instaladas especialmente para el acto.
Macarena Valarezo, su viuda, es una de las primeras en subir al estrado para compartir un mensaje en honor a su fallecido esposo. La acompaña su hijo, quien se mantiene de pie todo el tiempo junto a ella. En su intervención, Valarezo habla de la fuerza y vitalidad que tenía Gangotena, que hacían que la diferencia de edad entre ellos no se sintiera.
También recuerda, que en los cinco años y medio de relación, compartieron, entre otras cosas, la pasión por los viajes. Además, menciona “Santi me dio una familia nueva”, en alusión a su hijo Santiago José, su nuera Malala y su nieta Sofía.
“Santi me hiciste sentir en casa. Por las miles de veces que te dije que te amo y tú me respondías con una sonrisa, ‘yo te amo más’”, continúa. En su discurso resalta también el legado que deja Gangotena a quien describe como un “icono de la educación en Ecuador” y un “visionario completo”. “Esta universidad existe gracias a él y todos sus colaboradores”, dice y pide un aplauso para honrarlo. “Te amaré por siempre, espérame. Espero estar pronto contigo”, expresa finalmente Valarezo.
Un sueño que sigue
Otro de los allegados de Gangotena que participa en la ceremonia es Carlos Montúfar, también fundador de la universidad y amigo cercano del fallecido. Cuenta que lo conoció en 1974 y fue el inicio de una larga amistad. “Veo su foto aquí y no puedo creer que ya no está”, asegura.
Aprovecha para decir que hay un sinnúmero de cualidades que sirven para describir quién fue Gangotena en vida: perseverancia, tenacidad, creatividad, irreverencia, pasión…
De la despedida que han organizado para despedir a su amigo destaca que se han acercado alumnos de la primera, segunda o tercera promoción, y también padres de familia a comentarle algo por lo que están agradecidos con Santiago.
“Sus sueños siempre nos inspiraban. Para eso estamos aquí, para honrar a Santiago, para mantener vida su memoria. Para seguir adelante. Santiago está aquí. Es imposible que Santiago se vaya de esta universidad. Ese sueño seguirá”, señala al final de su intervención.
Despedida a un padre
Después de las palabras de algunas autoridades de la universidad, entre ellos el rector Diego Quiroga, llega el turno del mensaje final a cargo de su único hijo Santiago José Gangotena. Visiblemente conmovido, trae al presente un recuerdo de cuando tenía 3 o 4 años y a su padre le dio tifoidea por lo que tuvo que estar algún tiempo aislado y él no se podía acercar.
Así, junto al féretro de su padre, cómo este le enseñó a leer, empleando un teclado, desde la cama. Este es un recuerdo que muestra cómo Gangotena “hacía grandes cosas en silencio”.
“La presencia aquí de miles de personas es sobrecogedor, toda las vidas que marcó”, señala. En su mensaje también rememora cómo la misma mañana del día de su muerte lo vio feliz caminando rápidamente por el campus.
Ya con la voz entrecortada manifiesta que se le hace muy difícil hablar sobre él en español, ya que Gangotena le hablaba desde muy pequeño en inglés. “I love you Dad, thank you. Y como el siempre decía, ‘be good’”.
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