Martha Pico, vecina del barrio Turubamba, en el sur de la capital, inspeccionaba ayer el cerramiento de su casa. En la pared de cemento es fácil ver las fisuras que hay desde la mitad del muro para arriba.
Lo que más le preocupa es el hueco que se abrió en los pilares y en la pared de su casa con los muros colindantes. La inclinación de la pared de cemento es de unos 12 centímetros. Pico contó que el problema empezó hace cinco meses y que en los últimos días son más evidentes los cuarteamientos en, por lo menos, 100 casas del sector.
Los inmuebles pueden ser identificados por las banderas rojas que fueron colocadas por los vecinos como una señal de peligro, por las paredes cuarteadas.
Las fisuras en los muros son más evidentes en los pasajes S26J y en el pasaje S26I, a los cuales se ingresa por la av. Teniente Hugo Ortiz, al frente del Registro Civil. Rocío Cazar, moradora de la zona desde hace 22 años, informó que las viviendas más afectadas son las casas Oe3-25 y la Oe3-31 (pasaje S26I). Esta última casa, azul, de dos pisos, está deshabitada.
La ventana del segundo piso tiene un vidrio roto y la pared junto a una puerta está deforme. “Ya no vive nadie porque con el paso del trolebús había vibraciones que rompían los vidrios. Todas las casas tienen fisuras”, dijo Cazar.
No es la primera vez que en Turubamba hay preocupación entre los vecinos por el cuarteamiento de paredes y los hundimientos de las viviendas. A unos 300 metros de donde se colocaron las telas rojas en las terrazas y ventanas de las casas, los vecinos alertaron del problema de los hundimientos, en marzo pasado.
Allí, en el pasaje 4 y en la calle Cusubamba, los propietarios de 22 viviendas ya se unieron para exigir soluciones al Municipio. El mismo ejemplo siguieron los habitantes de la manzana B (en los pasajes S26J y S26I).
Ellos se unieron y decidieron que Mónica Cabascango represente a los vecinos afectados y así buscar soluciones con el Municipio. Incluso, ya hubo reuniones con técnicos y funcionarios de la Empresa Metropolitana de Alcantarillado, Agua Potable y Saneamiento (Emaaps).
Allí se resolvió realizar un estudio del suelo para determinar las posibles causas de los hundimientos. Según la Emaaps, el informe será difundido en los próximos días y en base a ese estudio se analizarán las posibles soluciones a los cuarteamientos de las casas.
Según un mapa histórico que tiene la Emaaps, hace 35 años, la zona de Turubamba era quebrada y luego se hizo un relleno para levantar las construcciones.
Incluso, en los planos municipales se considera que varios puntos de la zona son de piso pantanoso. En la Emaaps se manifestó que el informe del estudio realizado será difundido en los próximos días y se detallará el problema técnico en Turubamba.
Sin embargo, Raúl Arévalo, vecino desde hace 27 años, recuerda que en algunas zonas de Turubamba hace dos décadas había problemas con el agua empozada y los sistemas de tuberías.
De hecho, en marzo pasado, cuando el personal de la Emaaps trabajaba en la obra del colector del río Machángara se encontró agua a 6 metros de profundidad.
“No se puede ver si hay filtraciones de agua en las calles porque el piso es de adoquín. Es necesario que la Emaaps realice un monitoreo de todos los sistemas de conexión de agua a los domicilios”, manifestó Arévalo.
Entre los moradores hay preocupación porque en las primeras reuniones los funcionarios del Cabildo les informaron que el arreglo de las casas era responsabilidad de cada dueño.
Los representantes de los vecinos afectados continúan a la espera del informe. Mientras tanto, las fisuras que asoman son borradas con cemento y pintura. Es una solución provisional.