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El espacio entre la puerta y el andén de los buses en Quito deja 7 accidentados

Un pasajero, en el andén de la parada Colón (norte), baja del Trolebús. Esta unidad ya no tiene la rampa metálica. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

Un pasajero, en el andén de la parada Colón (norte), baja del Trolebús. Esta unidad ya no tiene la rampa metálica. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

Un pasajero, en el andén de la parada Colón (norte), baja del Trolebús. Esta unidad ya no tiene la rampa metálica. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

Mariana Herrera tiene 58 años y es profesora en una unidad educativa del norte de Quito. Sin embargo, no podrá impartir sus clases de Lengua y Literatura durante 10 días. Esto porque, el pasado jueves 22 de marzo, sufrió una fuerte caída cuando iba a bajar de un articulado del Trolebús en la parada de La Villaflora, en el sur de la ciudad.

“Como todo el mundo sabe, bajar y subir de estos buses es una odisea, porque los empujones son el pan de cada día. Cuando se abrió la puerta yo intenté salir, pero hay un hueco de 20 centímetros aproximadamente entre el bus y el andén y mis pies cayeron ahí, quedando prácticamente atrapada”, comentó la afectada.
Señala que los pasajeros gritaron al ver que cayó, algunas personas le brindaron su ayuda hasta colocarla en un sitio seguro. Mientras esto ocurría, el conductor del articulado cerró sus puertas y continuó el trayecto. “El chofer no esperó a saber si estaba bien, si me pasó algo grave, simplemente se fue”.

Mientras miraba sus heridas, una persona de la Empresa Pública Metropolitana de Transporte de Pasajeros de Quito (Epmtpq) se acercó para indicarle que le brindarían atención médica y que todos los gastos estarían cubiertos por un seguro de accidentes que se aplica en esos casos.

Ligia Caiza tuvo una caída similar hace dos meses y hasta ahora realiza rehabilitación, pues su pie pues sufrió un esguince de tobillo grado 2. “Yo no recibí ayuda porque no me quejé y todos los gastos los he tenido que hacer por mi cuenta”, asegura.

Según el registro que maneja la Empresa de Pasajeros en lo que va del 2018, siete personas han sufrido el mismo accidente.

¿Por qué existe ese espacio entre la puerta del bus y de la parada? Es la pregunta de las personas afectadas. La Empresa de Pasajeros, que es la que tiene a su cargo los corredores municipales, respondió que no todos los articulados tienen una rampa que permita conectar el piso del bus con el del andén.

Son precisamente algunos de los biarticulados adquiridos en el 2016 los que no poseen esta compuerta que se abre y permite que el pasajero camine sobre ella y llegue con seguridad a la parada.

La entidad explica que al no existir estas compuertas se reducen los tiempos de embarque y desembarque y la segunda es que se evitan averías.

Para esta institución, el abrir y cerrar las rampas toma al menos cinco segundos, pero este tiempo se incrementa considerablemente cuando los pasajeros se quedan parados sobre esta.

Además, explica que las rampas están expuestas a un alto índice de daños, que incluso podrían provocar el bloqueo del bus.

La concejala Daniela Chacón (independiente) dice que hacen falta dos elementos para evitar que se sigan produciendo accidentes por este motivo. “Primero debía existir una etapa de información a la ciudadanía sobre este cambio. Hemos vivido acostumbrados a las rampas por 20 años”.

Además señala que se debía entrenar a los conductores de las unidades para que sepan estacionarse de la forma adecuada para que no se genere este espacio inseguro.

Por su parte, para las personas accidentadas, que exista este hueco en un medio de transporte masivo es una preocupación. “Yo me preguntó qué podría pasar con una persona con discapacidad o no vidente. El problema seguramente será mayor”, señaló Herrera.

La Empresa de Pasajeros sostiene que la movilidad de personas en sillas de ruedas o con bastones no se ve afectada, porque el espacio que queda es superable, pues es solo de 10 centímetros.

Sin embargo, esa medida dependerá de la habilidad del conductor de estacionarse lo más próximo al andén que le sea posible.

Ante esta realidad los usuarios deben tener precaución y solicitar ayuda para bajar o subir a una unidad a los guardias que se ubican en cada parada.

Pero en caso de que se produjera un accidente, el pasajero deberá comunicárselo al personal de la Empresa de Pasajeros para que estos puedan activar el protocolo correspondiente.

El personal de operaciones se desplaza al lugar del accidente y canaliza la ayuda a través del ECU 911 o de la Unidad de Seguros de la Empresa.

En caso de ser necesario, el pasajero afectado es trasladado a una clínica en donde revisan su situación y realizarán todo el procedimiento hasta su curación, que es lo que sucedió con las siete personas que reportaron sus accidentes dentro de los andenes.

El usuario no deberá salir del andén para recibir la cobertura médica, caso contrario, no recibe este servicio.