Los sacerdotes se extendieron sobre el piso, frente al altar de la Catedral Metropolitana de Quito, durante el ritual del Arrastre de Caudas, este 17 de abril del 2019. Foto: Armando Prado/ EL COMERCIO
Desde las 12:00 hasta las 13:30 de este miércoles 17 de abril del 2019 se realizó el Arrastre de Caudas en la Catedral Metropolitana de Quito, como parte de la celebración de la Semana Santa.
El Arrastre de Caudas, también llamado Paso de la Reseña,
tiene su origen en una tradición del Imperio Romano en la que el ejército rendía homenaje a un general caído en batalla. Se realizaba un gran funeral en el que se cubría el cuerpo del oficial con un manto negro, y luego esta capa se deslizaba por sobre todos los soldados, vestidos también de luto para que ese espíritu de valentía y fuerza se pase al resto de la tropa.
En el catolicismo, la Iglesia hace réplica de ese ritual en honor a Jesús.
El ritual arrancó puntual, antes de las 12:00, con La Catedral llena. El arzobispo de Quito Fausto Travéz dirigió un mensaje a la comunidad en el que recordó la importancia de la llegada de Cristo al mundo.
Decenas de personas asistieron al Arrastre de Caudas en la Catedral. Foto: Armando Prado/ EL COMERCIO
Ocho canónigos, cubiertos de pies a cabeza por capas negras, recorrieron el templo con paso lento, con tristeza, recordando la muerte de Jesús.
Junto a ellos, Travéz los acompañó cargando el ‘Lignum Crucis’, una cruz hecha de piedras preciosas y oro, y que tiene en el centro fragmentos de la verdadera cruz de Cristo. Ese madero en el que fue crucificado y murió, para luego resucitar.
En el Distrito, solo la Catedral Metropolitana tiene esta reliquia que fue enviada desde el Vaticano. Cuenta con las garantías de autenticidad correspondientes.
El arzobispo de Quito Fausto Travéz participó en el ceremonia del Arrastre de Caudas, que se desarrolló por el Miércoles Santo, este 17 de abril del 2019. Foto: Armando Prado/ EL COMERCIO
Los religiosos caminaron arrastrando sus largas caudas negras por el suelo, simbolizando un barrido de los pecados de la gente.
Luego de recorrer el templo, los canónigos se concentraron en la parte delantera de la iglesia y se arrodillaron sobre cojines de terciopelo rojo.
El arzobispo ondeó una bandera negra con franjas rojas cubriendo a los religiosos postrados en el suelo para transmitirles el amor y la fuerza de Cristo Resucitado.
La ceremonia culminó con una bendición mientras todos los presentes se arrodillaron.Este ritual funerario se realiza en Quito desde el siglo XVI.