Testimonio. Sebastián Jácome.
Trabajo como consultor de servicios hospitalarios para adultos mayores. Entre las 08:00 y las 18:00 utilizo mi vehículo para transportar a mis clientes desde sus hoteles o sus casas hasta los diferentes centros hospitalarios de la ciudad.
Hay personas que pasan de los 65 años y muchos utilizan sillas de ruedas y eso me obliga a usar mi carro. La restricción vehicular me afecta económicamente porque cada jueves tengo que alquilar un auto o ajustar mi trabajo al horario del pico y placa.
Además, la congestión vehicular no solo se siente en las horas pico, sino durante todo el día. Desde La Mañosca bajo a la av. 10 de Agosto. Hasta el sector de El Ejido me demoro entre 20 y 30 minutos. Eso depende del tráfico que haya en el intercambiador de la av. Eloy Alfaro o si alguna calle está cerrada.
El tránsito en la ciudad se ha convertido en un caos y eso es a causa de la falta de planificación de las autoridades. La repavimentación de las avenidas debería hacerse durante las noches.
De qué sirve el pico y placa si hay cientos de carros que entran a la ciudad cada día.
Para estacionarme en la calle Bogotá tuve que darme tres vueltas a la manzana y quedarme en un sitio prohibido hasta que salgan mis clientes porque no hay espacios de parqueo. Hay momentos en el día en que los policías no ayudan.
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