Cuando Mariana Sabando pulsa un botón parecido al de un timbre, un agudo sonido se escucha en el sector El Mirador, en el Comité del Pueblo No. 1.
A una cuadra de su casa se encuentra la Unidad de Policía Comunitaria. Allí, Susana Boada muestra en un mapa una luz amarilla encendida. El gráfico, pegado en una pared, tiene cables eléctricos. El dibujo muestra la ubicación de las casas de las 22 familias que se benefician de la alarma comunitaria.
La luz encendida identifica a la casa desde donde se solicita la emergencia. “Los policías localizan la vivienda y acuden al llamado. Antes, deben presionar este botón para que el sonido se suspenda”, dice Boada.
Ella es vicepresidenta de Pulsadores contra la Delincuencia, una organización barrial creada hace 12 años. Para comprar los equipos, los vecinos organizaron rifas y vendieron comida. Los constantes robos en el barrio hicieron que todos se unan. En el 2006, organizaron, otra vez, actividades para financiar la renovación del sistema.
Con USD 620 y la cuota adicional de USD 10 por familia, lograron comprar equipos más modernos. Desde entonces, les apoya la Policía. Antes, los vecinos salían a auxiliar a las víctimas de la delincuencia.
“Nos unimos contra la inseguridad. Lo hemos logrado. Los ladrones no han robado en ninguna de las 22 casas”, dice Boada.
Desde el 2002 hasta el 2009, en Quito se han instalado alarmas comunitarias en 31 996 casas, en coordinación con el Municipio. Según el Cabildo, en Quito hay 700 000 predios, no hay un número exacto de casas.
Para el capitán Édison Shive, jefe de la Zona Segura del Comité del Pueblo, este sistema de seguridad sí ahuyenta a los ladrones, pero la clave está en mantenerlo. “Si se despreocupan, el sistema no funciona”.
Eso ocurrió en el Sector Uno de Solanda, en el sur. Para Elizabeth Lara, ahora solo es un recuerdo la unión que mantenían hace cinco años los vecinos. El botón de la alarma que fue instalada en su vivienda no sirve. “Al principio, la gente era colaboradora y salía a las calles cuando se activaba la sirena. Pero después su mal uso desmotivó a muchos, hasta que se dañó”.
Los robos otra vez son frecuentes. Los transeúntes son asaltados, especialmente en las noches. Hasta noviembre del 2009, las jefaturas de Seguridad de las Administraciones Zonales del Distrito reportaron 244 alarmas sin funcionar.
La alarma comunitaria también fue una medida de seguridad en Toctiuco. Rafael Canchignia cuenta que la novedad de la sirena perdió credibilidad con las llamadas falsas.
El Municipio tiene previsto instalar 2 000 alarmas comunitarias, en agosto. Fueron gestionadas por las administraciones zonales y el Observatorio de Seguridad Ciudadana.
Una reunión en Casas Quito
Los vecinos de la ciudadela Casas Quito de San Bartolo, en el sur, ayer se reunieron en las canchas del barrio para organizarse y mejorar la seguridad. En este sector se ubicaron alarmas comunitarias, pero no funcionan.
Zoila Espinoza, presidenta, dijo que en la reunión se está planteando buscar recursos económicos para contratar servicios de guardianía privada.
Dentro de ese plan se planificará realizar en agosto un censo para conocer a todos los vecinos.