La procesión Jesús del Gran Poder se celebra en Quito la Semana Santa. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Si bien tradiciones religiosas católicas como la procesión de Jesús del Gran Poder que se realiza en Quito por Semana Santa– y que tienen más de 50 años de existencia- se interrumpe por primera vez este año, en el país ya hubo prohibiciones a otros rituales de esta época.
Este año no habrá misas, peregrinaciones, rezos ni otros rituales con la presencia de los fieles en ninguna ciudad, debido a la emergencia sanitaria por el covid-19.
El historiador Alfonso Ortiz cuenta que desde julio de 1895 hasta casi 1930, con la llegada del liberalismo, se prohibió todo tipo de actos religiosos públicos, como las peregrinaciones.
“No se podían hacer procesiones en espacios públicos, ni en las calles. Incluso había la orden de que la policía dispersara a los romeriantes”, cuenta Ortiz. “Empezaron a crear leyes que hicieron que la Iglesia Católica pasara a ser una religión más, porque hubo libertad de cultos”.
Eso duró varias décadas, según este historiador. A partir de 1895 las leyes se modificaron y se hicieron “más flexibles” con respecto a los cultos.
Pero las misas y rezos, aclara Ortiz nunca dejaron de hacerse en el interior de los templos, donde no podía intervenir el Estado.
Miles de fieles acudieron a la procesión de Jesús del Gran Poder en Quito en 2019. Foto: Archivo / EL COMERCIO
En Quito, Guayaquil y Cuenca no se realizarán en este Viernes Santo las peregrinaciones de Jesús del Gran Poder, Cristo del Consuelo o la procesión que se realiza en la parroquia cuencana de Turi. Todos estos eventos se postergarán y otros actos, como las eucaristías serán transmitidas por Internet, radios o por canales de televisión.
En la capital, la imagen de Jesús del Gran Poder hará un corto recorrido en el interior del convento franciscano, mientras que en Guayaquil se llevará la imagen del Cristo del Consuelo para hacer un sobrevuelo en helicóptero.
Otros historiadores como Amilcar Tapia afirman que ni la gripe española que llegó a Ecuador en 1918 o los terremotos de Riobamba o Ibarra incidieron en la cancelación de los ritos propios de Semana Santa.
“Nunca se suspendieron estas tradiciones. Más bien eran una oportunidad para una mayor concentración. Por más que la gente estuviera enferma jamás dejaron de hacer estos eventos”.
Daniel López, filósofo e historiador, también coincide en que es la primera vez en el país que se suspende esta conmemoración religiosa.
Tapia cuenta que tras el terremoto de Ibarra, de 1868, incluso se improvisaron altares en carpas para celebrar las misas, pese a la tragedia que vivió la ciudad. “La presencia de las imágenes religiosas era motivo de esperanza”.
Actividades históricas como el Arrastre de Caudas, que data de la época colonial, o el Velatorio de San Sebastián o San Roque nunca se han suspendido en el país, según este experto.
El arzobispo de Quito, monseñor Alfonso Espinoza , dijo en una entrevista a un canal de televisión que no recuerda en casi 60 años haber vivido la suspensión de estos eventos por Semana Santa, como ocurre actualmente. “Nunca he vivido una realidad como esta y lo importante es que estamos experimentando una iglesia doméstica. Estamos viviendo la fe en la familia”.
Los historiadores concuerdan en que durante la época colonial había procesiones durante toda la semana y muchas más actividades que dejaron de hacerse desde hace más de 500 años, como las procesiones a la virgen María, protagonizadas solo por mujeres. “Hoy tenemos un pálido reflejo de lo que era la Semana Santa”, indicó Ortiz.