El mantenimiento de las bicicletas se hace en un taller ubicado en el interior del parque Bicentenario. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
En la estación Bici-Q de la avenida Amazonas y Patria, en el norte, Sergio Gómez intenta tomar una de las bicicletas para movilizarse hasta el sector de las universidades, en la avenida 12 de Octubre.
El reloj marca las 14:00 del jueves 31 de enero. Después de cerciorarse de que el asiento de una de las bicicletas convencionales no está fijo, decide subirse a otra. Gómez es usuario de la bicicleta pública desde hace dos años y dice que, durante los últimos meses, el servicio ha decaído.
En la misma estación, Fernando Álvarez, otro usuario, también comenta que ve problemas en el servicio. Señala que el tiempo que están operativas las bicicletas (desde el 2012) pasa factura. “Creo que el desgaste hace que tengan que repararse y por eso no todas están en las estaciones”. En un lapso de 15 minutos tres usuarios más se acercan a esa parada y coinciden en el comentario: no en todas las estaciones hay siempre disponibilidad.
Este servicio público requiere de una inscripción previa sin costo. En cada estación se puede llenar y entregar un formulario y firmar un contrato que requiere el respaldo de la copia de cédula y una planilla de un servicio básico.
En un lapso de ocho días, la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) entrega el carné de usuario en el trabajo o casa del socio para constatar la dirección. Así se asegura una referencia de ubicación en caso de pérdidas de la bicicleta.
El sistema cuenta con 317 bicicletas convencionales y 296 eléctricas (613 en total). Ese contingente es el que, según Diego Naranjo, director de Seguridad Vial de la AMT, recibió de la Secretaría de Movilidad cuando en mayo del 2017 la entidad se hizo cargo.
Esa cantidad de bicis fue entregada después de que, entre marzo y noviembre del 2016 se registrara una pérdida de 518 unidades. Actualmente, el Municipio define una forma de recuperarlas mediante el seguro con el que contaba. La empresa aseguradora decidió no indemnizar al Cabildo argumentando fallas en el proceso de denuncia del hecho.
¿Cómo se evitan pérdidas? Hay dos modalidades y dependen del tipo de bicicleta. En el caso de las eléctricas, cada una cuenta con un dispositivo GPS para su rastreo satelital.
Para controlar que los usuarios devuelvan las bicis convencionales hay dos maneras y ambas solo se pueden hacer de forma manual. La primera es que cada mañana, un encargado informa a todos los operadores del servicio cuántas bicicletas se distribuirán a las estaciones. Al final de la jornada, esa cifra debe coincidir con las unidades retiradas.
La otra opción es corroborar que los usuarios, dentro del plazo máximo de 40 minutos, entreguen la bicicleta en la estación a la que se comprometieron a llegar.
En caso de pérdida, dice Naranjo, se envía una alarma a todos los encargados para que se realice una búsqueda a lo largo de la extensión del servicio.
Actualmente, para desplazarse en bici en Quito, hay 42 kilómetros de ciclovías.
De acuerdo con los datos de la AMT, en promedio se reportan tres bicicletas perdidas al mes. Con el protocolo que se sigue, todas las bicicletas han sido recuperadas. Naranjo dice que desde el 2017 no se ha reportado un extravío definitivo.
El servicio contempla dos tipos de penalidades. Una es la inhabilitación de 2 a 15 días. Si la falta es grave, como no entregar a tiempo la bicicleta, se expulsa al usuario del servicio.
El Municipio tenía prevista la automatización del servicio durante el primer semestre del 2018 para mejorar la atención. Esto incluía el préstamo de las bicicletas mediante una tarjeta que se introduciría en un tótem para liberar la unidad. Este sistema permitiría hacer un seguimiento más detallado y con más medidas de seguridad.
Sin embargo, eso no se dio. Naranjo explica que había el presupuesto y los términos de referencia para lanzar la contratación. El problema fue que se requerían obras civiles en las paradas y la importación de nuevas bicicletas. El tiempo que tomaban esos trabajos no coincidía con el inicio de la implementación que se planteaba en el proceso contractual.
Al momento, la AMT espera instrucciones de la Alcaldía para retomar el proceso.
Actualmente, de las 296 bicicletas eléctricas con las que cuenta el servicio, 193 están operativas. De estas, 80 se sacan diariamente a las vías. Las unidades que están en mantenimiento permanecen en una bodega-taller que se ubica en el interior del parque Bicentenario (norte de Quito). Allí, personal del Municipio las repara diariamente.