En el mercado de Iñaquito, en el norte, comerciantes y clientes se han habituado a las medidas de bioseguridad. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Tras una corrida de pruebas rápidas de covid-19 a 1 000 de los 1 800 comerciantes del Mercado San Roque, se determinó que el 41% había estado expuesto al coronavirus.
A pesar de que existen casos en los que los pacientes podrían haber desarrollado respuesta inmunitaria secundaria a la infección, se harán pruebas PCR para saber quiénes están en medio de la enfermedad o quiénes ya la superaron.
La Secretaría de Salud recomendó postergar la apertura de este centro de abastos, prevista para el pasado lunes 22 de junio de 2020, pues parte de ese porcentaje podría significar un potencial propagador del virus en el Distrito.
Aunque un comunicado de la Agencia de Coordinación Distrital de Comercio (ACDC) anunció el domingo la suspensión, decenas de comerciantes, usuarios y estibadores se aglomeraron afuera del mercado ayer, a las 05:00.
Al enterarse de la situación, el estibador Ernesto Chiguano pidió la reapertura. “Llevamos cuatro meses sin laborar, nuestros hijos lo necesitan, por favor ayúdennos”, dijo.
Rommel Rosero, coordinador de la ACDC, dice que San Roque es uno de los mercados más grandes de la ciudad y es más complejo segregar la información. Este fue el primer mercado en el que se hizo un rastreo del coronavirus con pruebas rápidas.
Pero estas no son diagnósticas y no se hicieron chequeos médicos a los pacientes, por lo que no se puede determinar en qué fase de la enfermedad están. Entonces se harán pruebas PCR. “Según los resultados sabremos cómo están y cuándo se podrá abrir el mercado”.
En los alrededores hay otro problema: las decenas de comerciantes que se toman a diario calles como la Abdón Calderón. Según Rosero, una parte trabajaba en la feria libre de la calle Loja, que fue desmantelada en el confinamiento.
Otros tienen puestos en San Roque pero trabajan afuera, hasta la reapertura. Ahora, la agencia hace un registro para filtrar a los casos: unos volverán al interior del mercado cuando sea reabierto y a otros se les propondrá reubicarlos.
Se usarán vacantes en mercados con puestos vacíos o se reabrirán mercados cerrados hace tiempo, por falta de comerciantes, como Santa Martha o Loma de Puengasí.
Rosero señala que los representantes de los vendedores de la calle Loja están abiertos a este plan, pues “se dan cuenta de que con la pandemia su actividad comercial bajó, porque la gente ya piensa dos veces antes de comprar en la calle y saben que su salud está en riesgo”.
Ayer, la ACDC informó que de los 54 mercados, ferias libres y plataformas de Quito, 43 están abiertos, aunque en promedio solo cuentan con el 30% de comerciantes trabajando. Muchos decidieron confinarse porque son adultos mayores, tienen males preexistentes que los hacen vulnerables o temen al covid-19.
La agencia trabaja también con 12 centros comerciales del ahorro y con comerciantes autónomos. En total, es un universo de unas 20 000 personas, por lo que la Secretaría de Salud correrá poco a poco pruebas PCR, para continuar la reactivación de esos sectores. En esta semana se tomarán muestras en los mercados de La Magdalena y Calderón.
Un requisito para reintegrarse es tener un resultado negativo para covid-19. Pero, además, la Secretaría ofrece charlas virtuales de protocolos de bioseguridad para reducir el riesgo de contagios.
En las puertas, los guardias, personal de la ACDC o de los mercados toman la temperatura a comerciantes y clientes. Rosero señala que la comunidad se está adaptando a las medidas y la mayoría colabora para mantener el orden.
Juan Báez, presidente de la Federación de Mercados de Quito, indica que en el confinamiento, el 20% de los centros funcionó y se reportaron dos casos de covid-19 en cada uno, porque las medidas sanitarias son permanentes.
Los vendedores usan trajes de bioseguridad, ofrecen gel y alcohol a los clientes y se marcaron los puntos de distanciamiento en las zonas de acceso.
“Nos hacemos pruebas rápidas cada 15 días. Hasta el momento se han realizado más de 900 test para cuidar la salud”.
Báez tiene dudas sobre el reporte de casos positivos en San Roque y por ello exige que el Municipio les haga las pruebas PCR para demostrar su estado de salud. Cree que “hay monopolios económicos que no les conviene que abra San Roque”.
Lola Cando es presidenta del mercado Iñaquito. Explica que allí no se han dado casos de coronavirus y el monitoreo es permanente. “Somos 250 compañeros, pero solo trabajamos un 30%”. Agrega que se hicieron pruebas PCR y los resultados fueron remitidos a la directiva del mercado y la ACDC.
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