El presidente Bashar al Asad señaló que una victoria en Alepo no sería el fin de la guerra. Foto: Archivo EFE
El presidente sirio, Bashar Al Asad, afirmó el miércoles 7 de diciembre del 2016 que una victoria en Alepo constituiría un “gran paso” hacia el fin de la guerra en Siria, después de que sus tropas conquistaran el Casco Viejo y la mayoría de los barrios rebeldes de la segunda ciudad del país.
Asediados y acorralados en los últimos sectores controlados por ellos en la parte este de Alepo, los rebeldes sirios solicitaron este mismo miércoles un alto el fuego inmediato de cinco días y la evacuación de civiles.
Por su parte, seis países occidentales, incluyendo Estados Unidos, Francia y Reino Unido, también solicitaron una tregua ante la “catástrofe humanitaria” de la parte oriental de Alepo.
Estos países condenaron también, en una declaración común, la actuación del régimen sirio y de sus socios extranjeros, en particular, la “obstrucción sistemática de Rusia” en los esfuerzos internacionales para poner fin a la guerra en Siria.
El proyecto de alto el fuego fue tratado por la noche en Hamburgo (Alemania) por los jefes de la diplomacia estadounidense y rusa, John Kerry y Serguei Lavrov, cuyo país apoya militarmente al régimen sirio, aunque no se produjeron avances reales.
“Evidentemente, hemos hablado de la situación terriblemente difícil en Alepo y hemos intercambiado algunas ideas. Tenemos la intención de retomar el contacto [el jueves] por la mañana para ver dónde estamos”, declaró Kerry tras una reunión de una hora con su homólogo ruso.
En vista de las declaraciones de Al Asad en una entrevista con el diario sirio Al Watan que se publicará el jueves, parece que no hay muchas posibilidades de que estos llamados a la tregua puedan tener éxito.
“Sobre el terreno [en Alepo], no hay tregua” hoy, dijo Asad. “Es verdad que Alepo será una gran victoria para nosotros pero seamos realistas, eso no significará el fin de la guerra. Pero será un gran paso hacia ese final”, dijo.
Para Al Asad, una derrota de los rebeldes “marcará un giro en la guerra”, pues Alepo es el principal frente de este conflicto, que ha dejado desde marzo de 2011 más de 300 000 muertos y obligado a más de la mitad de la población a abandonar sus hogares.
El avance de las tropas gubernamentales en lo que era uno de los principales bastiones rebeldes provocó el éxodo de 80 000 civiles desde el inicio de la ofensiva el 15 de noviembre pasado, informó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).