La Superintendencia de Comunicación solicitó a diario El Universo una copia de su caricatura, luego de la queja que presentara el Presidente por una de sus ilustraciones que fue publicada en diciembre pasado. ¿Cómo toma usted esta petición de la autoridad sancionadora de los medios?
Desconozco los detalles de cómo funciona el Reglamento para el trámite de las quejas, pero indudablemente significa la apertura de un proceso, que se inicia por la sabatina (en la que el Presidente cuestionó la caricatura). En la carta que envió el Superintendente al diario sé que solicita que yo demuestre las aseveraciones que he hecho en la caricatura. Pero lo que yo hice fue transcribir las aseveraciones que hiciera Fernando Villavicencio. No sé qué tengo que probar yo.
En 48 horas la Superintendencia de la Comunicación acogió la queja del Jefe de Estado. ¿Cómo entiende esta celeridad para tramitarla?
El Presidente pone en funcionamiento a una institución por una caricatura. Me parece que es una desmesura.
¿Por qué?
Ellos dirán que esta rapidez se debe al excelente servicio que brindan las instancias públicas a la gente. Pero es supernotorio que cuando se trata de obtener rectificaciones o réplicas de determinados actores políticos, todo es rápido.
Entonces ¿cree que por una caricatura, la Superintendencia no debe actuar?
Habría que preguntar qué es lo importante para el Gobierno. Un tema importante del cual el Presidente se ocupa es el de la comunicación, la construcción del relato. Se trate de un dibujo, un artículo, un titular.., algo que podría parecer pequeño, el tema grueso es controlar la comunicación. Es como en la escuela que le daban un coscacho al estudiante que se salía de la fila en la jura de la bandera; ellos son como el inspector o la madre superiora que llamaba la atención a los chicos.
Entonces ¿cree que fue exagerada la reacción a la caricatura o no?
A lo mejor llaga un día tan absurdo en el que el Presidente reclama porque yo le dibujé 10 pelitos en la coronilla y él dice que tiene 15. Llegaremos a instancias ridículas.
En la Ley de Comunicación no se especifica si la caricatura es una forma de información o de opinión. Históricamente esta ha sido considerada como parte del género de opinión, que, en teoría, no estaría bajo la regulación legal.
La caricatura está a medio camino del arte y del periodismo. Se mueve entre los dos extremos, no es una opinión, más bien colinda con la ficción. La información se basa en el criterio de veracidad, la caricatura es la verosimilitud. Es el lector el que otorga esa verosimilitud, es el público el que da la razón al caricaturista al interpretar si un personaje se parece o no al dibujo que se hizo.
Esta es la segunda queja del Presidente por una caricatura suya. ¿Tiene respaldo del medio en el que trabaja?
Los periodistas en general, los caricaturistas y los editorialistas, no somos nada si no hay el espacio en donde expresarnos. Dibujo hace casi 30 años y en los medios que he trabajado he recibido respaldo y respeto a mis dibujos, así como a los editoriales de otras personas, y en este caso no es diferente. El periódico es un espacio donde confluyen voces y ahora de manera respetuosa está acompañando este proceso.
Trayectoria
- Colabora con diario El Universo desde 1995.
- También dibuja para revista Vistazo.
- El año pasado lanzó su libro Bonil Cartoons en la Feria del Libro.