Ecuador y el Reino Unido despliegan ofensivas diplomáticas separadas en busca de respaldos por el caso de Julián Assange.
Ayer, los países del Alba expresaron su respaldo a la decisión del Gobierno de Rafael Correa por el asilo otorgado a Assange y advirtieron Reino Unido por las consecuencias que pudiera generar un violento ingreso a la Embajada ecuatoriana en Londres.
Además, se comprometieron a promover en el Consejo de Seguridad de la ONU un amplio debate sobre la inviolabilidad de las sedes diplomáticas. “La soberanía de un pueblo no se vende ni se discute”, dijo el canciller Ricardo Patiño, al cierre de la cumbre del Alba que se instaló en la noche de ayer en Guayaquil.
Para hoy, está prevista la reunión de los representantes de la Unasur. “La amenaza continúa en pie, porque no ha habido ningún desmentido, no ha habido un documento distinto que implique un desconocimiento del primer documento, o una disculpa”, dijo ayer el canciller Ricardo Patiño, antes del encuentro.
Al respecto, el viernes, el canciller británico William Hague había dicho que “no hay amenaza alguna aquí de tomar por asalto una embajada”.
Mientras Ecuador sigue en su estrategia de denunciar esas amenazas, el Reino Unido optó por intentar persuadir a la A. Latina que actúa apegado a la ley.
“El Reino Unido ha montado un amplio ejercicio diplomático, al contactar a varias naciones latinoamericanas tanto en sus países como en sus embajadas en Londres”, informó ayer el periódico The Independent. “Fuentes internas insistieron que el Gobierno británico está explicando los hechos del caso y destacando que Gran Bretaña actúa de acuerdo con la ley internacional al apoyar la extradición a Suecia)”, agregó.
En forma paralela, Australia (país de origen de Assange) confirmó que su sede diplomática en Washington está preparada para una eventual extradición del ‘hacker’ a EE.UU, aunque aún no hay certezas de que eso ocurra.