De los cinco, dos llevan poncho; la tercera usa sombrero; la cuarta, una larga cabellera, propia del pueblo shuar, y el quinto, ternos y chalecos con bordados étnicos en los puños y en el cuello.
fakeFCKRemoveSon los cinco asambleístas indígenas. Lourdes Tibán, Diana Atamaint y Gerónimo Yantalema, de Pachakutik; Pedro de la Cruz, socialista pero cercano a A. País; y Marco Murillo, de Amauta Yuyay , quien también ha coincidido con el oficialismo. Juntos constituyen el 4% de los 124 legisladores.
Con un poncho rojo de lana de borrego y cabello largo recogido en una cola, Yantalema, de 43 años, llega al edificio legislativo. Mide menos de 1,60 metros.
La política le ha cambiado la vida. Sin embargo, por su mente corren varios momentos en la hacienda de la familia Andrade. Nació en la parroquia Cebadas, en Guamote (Chimborazo). Ahí comenta que vivió la discriminación y el maltrato a su madre. Recuerda que junto a las mujeres iba a ‘chalar’ las papas, es decir, a recoger las sobras de la cosecha para comer. Y veía cómo el capataz las “garroteaba con el látigo”.
También tiene en mente la imagen de su madre recogiendo agua, para los animales del potrero y al hacendado a punto de golpearla.
Ahora, con sus coidearias, Tibán y Atamaint, es parte de la bancada de Izquierda Plurinacional y Pluricultural, que Pachakutik conformó con el MPD. Los tres se opusieron al informe de mayoría de la Ley de Aguas.
“Así como la sangre es vital para el ser humano, el agua es la sangre de la Pacha Mama”. Esta es una frase de De la Cruz, nacido en Turucu (Cotacachi). Viste pantalón y camisa blancas con bordados. Su sombrero y las alpargatas siempre van con él. El poncho azul es para los días más fríos.
Murillo, de 39 años, asegura que los cinco legisladores indígenas tienen posiciones divergentes en el ejercicio cotidiano de la política. Pero hay una agenda común no escrita ni firmada que toca dos temas sensibles: la Ley de Aguas y la de Educación General Intercultural Bilingue.
Eso se evidenció en las últimas semanas cuando la protesta social cercó por varias horas a la Asamblea, presionando para que el debate sobre la Ley de Recursos Hídricos tuviera otro matiz.
Entonces, los de Pachakutik y los cercanos al Régimen, se unieron para criticar al Gobierno.
Tibán critica a Pedro de la Cruz. “El mashi podría votar siempre con nosotros, pero por su alianza con País va con el Gobierno”. Ella quisiera que se juntaran para impulsar otros proyectos. .
El agua, al igual que a las organizaciones indígenas, los unió coyunturalmente. ¿Hasta cuándo?
No existe una respuesta. A pesar de la cercanía por estos temas, no han podido trabajar como un mini bloque, de manera articulada.
Si bien el agua los convoca, por su misma visión que tienen sobre el mundo, hay evidentes matices.
Murillo fue presidente del Consejo de Pueblos y Organizaciones Indígenas Evangélicas (Feine). Asegura que su perspectiva es mucho más intercultural. Según él, Pachakutik y la Conaie son etnocentristas. Es decir, apegados a la visión indígena.
Para Jorge Guamán, director de Pachakutik, esa posición tiene su explicación. “Nuestra defensa es a la plurinacionalidad y, por lo tanto, necesitamos nuestras propias instituciones”.
Un ejemplo: en la integración del Consejo Plurinacional e Intercultural del Agua, Pachakutik no aceptó que se incluyera a los actores productivos. Sin embargo, Murillo dice que son parte del proceso de desarrollo del país.
A pesar de contradecirse, y como por inercia, se han juntado para defender el agua y la vigencia de los derechos colectivos.
Atamaint, de Sucúa (Morona Santiago), cree que el país ha avanzado en el reconocimiento a lo diverso. Sin embargo, comenta que en el Pleno, a veces, sus puntos de vista chocan con los del resto.
Esto por las limitaciones para entender su concepción de la vida. Los indígenas buscan equilibrio entre la naturaleza y el ser humano. Dicen que desarrollo es sinónimo de buen vivir y que lo colectivo está sobre lo individual.
Pachakutik fue parte de la oposición a la Ley de Minas y llevó el caso a la Corte Constitucional.
Tras el reclamo, el ente emitió la sentencia del 18 de marzo, que exige consultar a las comunas, pueblos y nacionalidades sobre temas que pudieran afectarlos.
El agua y la minería no son lo único que los moviliza. La educación es otro tema de conflicto.
En la mesa ocasional que debate esta Ley hubo discrepancias: visiones opuestas, incluso entre las organizaciones indígenas sobre el sistema de educación bilingue.
La Conaie quiere manejar la Dirección de esta entidad. Les parece un retroceso que ahora el sistema no pueda tener autonomía frente al Ministerio.