El ex Vicepresidente, Alberto Dahik, habla de la crisis mundial, de los correctivos que debe tomar el Gobierno y de la ausencia de un liderazgo que defienda la tesis de la derecha.
¿El Gobierno ecuatoriano debe tomar acciones urgentes para enfrentar una crisis económica mundial?
Nos hemos asustado mucho con la crisis del sistema financiero del 2009 que derivó del problema de las hipotecas en EE.UU. Desde 1929 no había una crisis del tamaño de esta. Posiblemente, los factores que la originaron eran más graves, pero no produjeron los efectos de la del 29.
¿Por qué?
Porque hoy sabemos mucha más economía, porque no estamos ya en el patrón oro que magnificaba las grandes recesiones internacionales y porque no hubo, como en 1929, el riesgo de una contracción monetaria. Cuando hay una crisis como la del 2009 es usual que al iniciarse una recuperación puede haber alguna caída, que es lo que ahora se está produciendo.
Pero es de magnitud…
Está el agravante de la deuda en EE.UU. Además hay una situación compleja en Europa, sobre todo en aquellos países que han optado más por el modelo socialista: Grecia, España, Portugal.
¿Una crisis es la de EE.UU. y otra es la de Europa?
Sí. La de Europa tiene un desempleo más alto. En el pico de la recesión de EE.UU., esa tasa llegó a más del 10%, mientras que en Europa hay países con tasas del 20%. La economía de EE.UU. ha sido más flexible; Europa no puede sintonizar las políticas fiscales de países que son independientes pero que, a su vez, tienen una misma moneda. Además, China, que podría sacar al mundo de la recesión, tiene una moneda subvaluada que ha sido el motor de sus exportaciones.
¿Llega la recesión a China?
Ese país no da muestras de recesión, sino de desaceleración. También está el problema de que Japón, la otra economía grande, tuvo el impacto del terremoto.
¿Esta es una crisis del modelo capitalista?
En la historia económica de Occidente de los últimos 500 años se podrá notar que crisis mucho mayores se dieron y que más bien el sistema lo que demostró fue su extraordinaria vitalidad. Hubo crisis en 1720 en Inglaterra y Francia; en 1763 y 1772. En 1793, 1799, 1810, 1815, 1819,1825, 1836… En 1847, 1864, 1873, 1882 y 1890. En 1907 antes de la Primera Guerra, en los años veinte; la de 1929 contagió a Europa en 1931. En los cincuenta; en 1965 colapsó el sistema de Bretton Woods… Ha habido tal cantidad de crisis que cuando se dice que la última marcará el fin del sistema yo me río.
Según su análisis, ¿esta crisis no debe motivar a las autoridades ecuatorianas a impulsar cambios de fondo en el manejo de la economía?
Hay ciertas cosas que yo veo saludables en Ecuador, como la mejora de los tributos. Pero el nivel de gasto público al que Ecuador ha llegado es totalmente peligroso, porque una caída del precio del petróleo, que puede esperarse en esta crisis, pondrá en aprietos a las finanzas públicas. El motor que ha arrastrado a la economía ecuatoriana estos años es el consumo producido por el gasto público, más que por la inversión. Yo, que creo en las economías abiertas y en la inversión extranjera y productiva, veo con preocupación el futuro del Ecuador.
¿A cuánto podría bajar el precio del petróleo para que el país entre en apuros?
No tengo esas cifras a mano…
La Pro forma para el próximo año calcula un barril de unos 85 dólares…
¿El aumento del empleo público es correcto? ¿Eso ha demostrado ser beneficioso en algún país? La respuesta es no. Una caída en el precio del petróleo puede ser un problema en casos como Venezuela, donde la producción se ha destruido.
¿Eso está sucediendo con la economía en Ecuador?
Lo de Venezuela debemos evitar. Pero si sustentamos en el gasto público el crecimiento, y no se fomenta la capacidad productiva; cuando se tiene un tipo de cambio fijo como la dolarización debe haber medidas de estímulo; facilitar la producción. Pero si crece el gasto público y la burocracia no vamos en esa dirección.
¿Prende la alerta sobre una crisis económica interna?
Los estímulos a la producción son fundamentales y no hacer del gasto del Gobierno el motor de la economía.
¿La dolarización peligra?
Tendría que mirar las cifras, para mí es difícil afirmar algo así. Solo digo que en dolarización hay que tener prudencia porque se pueden presentar escenarios desagradables y eso solo se evita fomentando inversión y flujo de capitales, exportaciones y divisas.
¿En cinco años de revolución ciudadana el estímulo a la producción ha sido contundente?
No ha sido el enfoque ni el objetivo del Gobierno.
Reflexiones como las que usted hace se debaten a diario en Ecuador, pero sus interlocutores carecen de liderazgo político. ¿Es porque en el país no hay una derecha?
Que no exista una clara exposición de las ideas de libertad económica, de libre empresa privada y de comercio como motores de desarrollo sí es preocupante, porque sabemos que el socialismo como sistema duró poco tiempo en el mundo por su ineficacia.
Pero el del Siglo XXI tiene votos en América Latina…
Los votos pueden deberse a clientelismo político, a dádivas como las de Venezuela. Eso no indica corrección en las políticas.
¿Por qué este modelo da votos en el Ecuador?
En el país ha habido logros incuestionables que la oposición no los ha reconocido. Pero sí tengo preocupación de que este modelo de intervencionismo estatal no se sustente en el largo plazo.
¿El modelo de Correa no funciona con petróleo bajo?
No. A mí me tocó ser Ministro de Finanzas con petróleo de seis dólares y sostuvimos el país. El precio del petróleo fue igual cuando estuve en la Vicepresidencia.
Luego del petróleo vendrá la explotación minera…
El Ecuador tiene un potencial minero que explotar.
¿Bajo la misma matriz de un alto gasto público?
Vender minerales no es malo en sí. Lo importante es que esos recursos doten al país de infraestructura y de bases productivas para que dejemos de depender solo de las materias primas.
Ese planteamiento se ha discutido por 40 años, pero nunca se logró aplicar.
En el período 1992-1995, cuando fui Vicepresidente, aumentaron las exportaciones y dependimos menos del precio del petróleo. Ahí se hizo un esfuerzo exitoso que no continuó después.
¿Por qué no continuó?
Vino una época de inestabilidad política que comenzó con mi salida de la Vicepresidencia fuera de todo orden constitucional.
¿La derecha fue la culpable de ese frenazo?
Sí, muchas de las cosas que pasaron se debieron a los actores que todos conocemos.
¿Que el Ecuador no tenga hoy espacios políticos que defiendan a la derecha, como tendencia ideológica, es una consecuencia de lo que ustedes hicieron en los noventa?
Fuerza políticas persiguieron y destruyeron gobiernos. Eso generó el vacío de un contendor ideológico que debe ser fundamental en el actual convivir democrático. No es posible que las ideas no sean discutidas y que no haya opiniones diversas. La esencia de la democracia es escuchar.
Están las cámaras de la Producción, está un Alcalde de derecha en Guayaquil, hay fuerzas económicas que pudieran levantar estos conceptos. ¿Por qué no lo logran?
Veo la falta de una organizada expresión de estas ideas.
¿Qué tenían antes esos sectores que ahora no lo tengan?
Es la crisis general de partidos, la manipulación de la Justicia, la desinstitucionalización del país.
¿Los actuales cambios a la Justicia son una nueva manipulación política, pero esta vez desde la izquierda?
No he seguido de cerca esto, pero se está viendo que no hay claridad en la nominación de los jueces ni tampoco un compromiso de largo plazo en la sociedad.
¿Su situación jurídica se vuelve incierta, otra vez, con estos cambios?
Sigo esperando que la Justicia brille. No tengo la mínima sospecha de cuándo se solucionará.
Hace un año Correa pidió su amnistía y el debate duró apenas una semana. ¿Por qué se cayó ese pedido?
El presidente Correa, con quien mantengo diferencias ideológicas muy fuertes, expresó una opinión que siempre agradeceré. Hubo momentos políticos muy duros que impidieron que ese pedido se concretara.
¿Si usted estuviera en el Ecuador abanderaría esa voz de la derecha, hoy huérfana?
Expresaría mis opiniones de libertad económica, iniciativa privada y de economía de mercado con un profundo tinte social.
Pero le contestarían que parte de la crisis bancaria de 1999 se produjo por las reformas que usted impulsó cuando fue Vicepresidente…
Crisis financieras ha habido sin leyes como esas en muchos países. Las reformas legales que se hicieron suponían que debía haber un fortalecimiento de los controles desde la Superintendencia de Bancos. Esos controles debía impulsarlos yo, pero con mi salida no fue posible. Las cuentas habría que tomarles a quienes produjeron mi salida.
¿Jaime Nebot es uno de los responsables, ya que León Febres Cordero no está?
El principal responsable ya falleció. Yo no puedo responsabilizar al actual Alcalde por lo que pasó hace 15 años.
¿Nebot debiera ser el representante de la derecha?
El Alcalde de Guayaquil ha tenido el peso y la capacidad para ejercer un liderazgo. Es su derecho hacerlo desde una lucha cívica por la ciudad y no desde una lucha ideológica nacional.
¿Cómo mira el panorama electoral del 2013?
Difícil opinar, son casi 16 años.
Sabrá que al banquero Guillermo Lasso le interesa volverse una figura mediática.
Lasso es un ciudadano de extraordinarios valores, capacidad y honestidad. Tiene una visión muy clara del país. No sé si tendrá un interés político.
Le entusiasma ese nombre.
Es una persona con una brillante carrera empresarial.
¿Cuáles deben ser los temas urgentes a debatirse en la próxima campaña?
La institucionalidad, el entorno internacional, la inserción en el mercado mundial, el fomento a la inversión, ver si es conveniente crecer el aparato público.
¿Y la libertad de expresión?
Es un elemento esencial del convivir democrático. Ojalá que el Presidente reconozca que lo que aparecen en los noticieros internacionales no hacen ver al Ecuador en la mejor situación y eso es peligroso.
¿Por qué?
Un país al que internacionalmente no se lo considere con libertades básicas es un país que termina aislándose.