Para muchos puede pasar como una anécdota curiosa. Pero el hecho de que el Canciller y otra alta funcionaria del Gobierno hayan divulgado en redes sociales un artículo de The Economist sin entender lo que decía e infiriendo exactamente lo contrario de lo que decía solo por adular al caudillo, habla mucho del estado del país.
El problema no es que un Canciller no hable inglés, aunque siempre es bueno que lo haga. El problema es que los funcionarios confunden responsabilidades públicas con adulación y no entienden que son depositarios de la imagen y prestigio del país. Hacer el ridículo cuando se es ministro no solo afecta a su imagen sino a la de todos.
Los funcionarios de marras vieron y pensaron, aunque es más probable que alguien les haya dicho, que The Economist había nombrado a Rafael Correa como personaje del año y corrieron a divulgar el notición. La verdad es que se trata de una sección en la que se dice que Correa puede ser una figura el 2013 por razones no necesariamente positivas. Dice que gracias al gasto electorero de la bonanza petrolera, Correa ha logrado consolidar una buena imagen local y podría consolidar su liderazgo regional ante la eventual falta de Chávez .
Pero el Canciller y la funcionaria pensaron que la revista estaba nombrando a Correa como hombre del año y no dudaron en poner la nota en Twitter . Ni siquiera pensaron que es imposible que una publicación nombre a alguien como personaje de un año que no ha comenzado aún.
Personajes como para un episodio de ‘Los Simpson’.