Redacción Cultura‘Este es un intento claramente golpista”, fue una de las frases dichas al aire por la presentadora María Isabel Cevallos, durante la transmisión realizada por Ecuador TV la jornada del jueves 30. Lo que a primeras horas de la mañana comenzó como una protesta policial, secundada por la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), a partir del mediodía fue leído y difundido como un intento de golpe de Estado. ¿Cómo fue que sucedió esto?Para Galo Khalifé, consultor en temas de comunicación, mucho antes del mediodía ya el fantasma del golpe empezó a cernirse sobre el país. “Una cosa es ver a unos policías pidiendo cosas y protestando y otra muy distinta que los militares se tomen la pista del aeropuerto de Quito, porque los aeropuertos son sitios estratégicos. En una sociedad con una tradición golpista de muchos años, no es descabellado interpretar un acto así como un intento golpista”.De hecho, Khalifé no cree que el rol jugado por EcuadorTV y Radio Pública tenga mucho peso en la construcción de la idea del intento de golpe. Pese a que esos medios fueron tribunas exclusivas para las versiones del Gobierno (que manejó casi desde el principio la tesis golpista), a cargo de sus ministros, colaboradores y otras personas afines.La opinión de César Ricaurte, principal de Fundamedios (observatorio de medios), difiere mucho de la percepción de Khalifé. “El inicio de la cadena indefinida e ininterrumpida marcó toda la diferencia en la información que circulaba. Hasta antes de la cadena, los medios hablaban de la sublevación, de los desmanes… Cuando el Gobierno toma el control de la información, a través de Ecuador TV, las únicas versiones disponibles empezaron a ser las oficiales”. Para Ricaurte, el Gobierno supo capitalizar ágilmente la situación de incertidumbre que vivía el país, y una vez con el control de los medios consolidó su versión del intento de golpe. Esto, a su criterio, lo comprobaría “el desfile de funcionarios y simpatizantes de Correa que tuvieron micrófono abierto para reforzar esta visión de los hechos”, en los medios que están en manos del Estado.En este punto, Ricaurte coincide con el análisis que Andrés Seminario, consultor de comunicación, hizo del caos del jueves. “Mientras para los medios privados esto no fue más que una revuelta policial, y así lo transmitieron al público, para el Gobierno esto fue un intento de golpe, y cuando tuvieron el control, con la cadena nacional, ya se pudo consolidar esa versión. Porque los medios estatales fueron más que nada cajas de resonancia de la versión gubernamental”. A diferencia del resto de medios, en Cuenca Radio Antena Uno se desmarcó de la transmisión oficial y la reproducción de la versión del golpe y se concentró en la provisión de información para que la ciudadanía sepa cómo manejarse en la situación de crisis, según cuenta Gustavo Cardoso, director de la radio. ¿Por qué y cómo pudieron hacerlo? “Al ser la primera vez que recibíamos una disposición de una cadena indefinida -cuenta Cardoso- no sabíamos cómo actuar y consultamos la Constitución y el Reglamento de Radiodifusión y Televisión, cuyo artículo 65 especifica que en un estado de excepción, el Gobierno puede ordenar cadenas puntuales para que hablen el Presidente, los Ministros o algún funcionario delegado por el Presidente, pero no habla de cadenas indefinidas, como la que ordenaron ayer”. Con las consultas legales hechas y la certeza de que no podía ser sancionada, Antena Uno decidió seguir transmitiendo. “Así pudimos informar cuáles calles eran transitables, desmentir saqueos, entrevistar al Gobernador, en fin, aportar a la calma ciudadana, que es el deber de los medios”, según Cardoso.De la jornada del jueves, Ricaurte deja planteada una pregunta: ¿Para defender la democracia, que es lo que supuestamente hace el artículo 165 (alusivo al estado de excepción), es necesario vulnerar un pilar tan importante de la democracia como lo es la libertad de expresión, aplicando la censura previa?