La jefa de la Comisión Negociadora para el Yasuní-ITT, Ivonne Baki, es optimista y cree que sí habrá aportes internacionales para no explotar el crudo.
¿Por qué insistir en la Iniciativa Yasuní si el Gobierno tiene listo el plan B para explotar esa zona?
El plan B siempre ha estado presente, no es que lo tiene listo, no está listo, se han hecho los estudios ambientales, el plan B siempre seguía. Lo que el Presidente (Rafael Correa) siempre quiso y sigue queriendo es que el plan A sea la primera opción. Lo que pasa es que hay una crisis económica mundial, crisis política en los países del Oriente Medio y el Golfo y estamos negociando con ellos. No es que no hay apoyo, hay muchísimo apoyo y mucha decisión de hacerlo, pero se han demorado en aportar con las cantidades que habíamos querido que sean. Entonces por eso es esta reacción, pero veamos qué pasa hasta fin de año. Eso no quiere decir que no haya una extensión.
¿El hecho de que siempre haya existido un plan B no emite una mala señal a la comunidad internacional?
Yo sé, pero no hay que olvidar que esta iniciativa nació porque hay que hacer algo por el cambio climático. Es la primera vez que un país en desarrollo, que depende del petróleo, plantea esto para apoyar la parte social. ¿Cuál fue la idea del señor Presidente, en 2007, en la reunión de la Asamblea General de las NN.UU.? El Ecuador está dispuesto, siendo un país verde que cree en el cuidado ambiental, que no solo tiene al Yasuní, sino 44 áreas protegidas que representan 5 millones de hectáreas, 20% del territorio nacional es protegido. En la Constitución, por primera vez en la historia está el cuidado a la Tierra. Con todo eso se presentó este proyecto y dijo que estamos dispuestos a sacrificar nuestro ingreso principal, pero por lo menos la mitad de ese ingreso e irnos a una matriz de desarrollo económico diferente pero queremos la co rresponsabilidad mundial. Cuando el Presidente presentó la propuesta dijo que queremos la contribución mundial para ver si hay un interés, no es que está diciendo del plan B, estamos esperando tres años, ya van tres años.
¿Qué estrategia de promoción van a incorporar para conseguir el apoyo?
Este mes estamos con una estrategia nueva que se enfoca mejor en la sociedad civil. Entonces, estamos abriendo el abanico, no solo a gobiernos, acaba de venir una delegación de Francia, de Alemania. Hay interés de los gobiernos, pero los que nos están apoyando ahora son los consejos provinciales, los parlamentarios. En Francia, por ejemplo, ya son casi siete gobiernos regionales (provincias) que están aportando y han creado un grupo que se llama Viva Yasuní. En Bélgica, Balonia aportó y también países como España, Italia. Alemania, como Gobierno, fue el primer país que entró con una cantidad para hacer los estudios y queremos que sea el que lidere con nosotros y esa fue la razón de mi visita, fue bastante dura la negociación, pero que con los parlamentarios están presionando al Ministerio de Cooperación para que se apoye.
¿Si las negociaciones no llegan a buen término hasta diciembre habrá que implementar el plan B?
Aún no, conversé con el Presidente y se va dar un impulso a la iniciativa con tiempo extra, hay que evaluar de aquí a diciembre. Habrá un plazo, quizás unos 6 ó 7 meses más, porque no hay que olvidar que los presupuestos de los países pasan de este año para el próximo. Si es que hay apoyo, la plata no va a estar en el fondo, sino hasta después. Si vemos que hay interés mundial, la iniciativa seguirá. El secretario de de la ONU, Ban Ki-moon, personalmente, está invitando él a la próxima Asamblea General, en septiembre, a una reunión por el Yasuní.
¿No sería una garantía decir que el Ecuador renuncia totalmente a la explotación?
¿Y qué hacemos con las necesidades? El tema es que hay necesidades, claro que si se va a sacar el petróleo tiene que ser con la más alta tecnología y no va a ser ahora, están terminando los estudios.
¿Están terminando los estudios para la explotación?
No sé si ya están realizados los estudios ambientales, pero sé que se están haciendo y paralelamente al plan A, el plan B también se está trabajando, por si acaso.
¿En Petroamazonas tienen listo el plan B?
Así parece, lo que es una pena porque yo sigo creyendo que lo más importante de esta iniciativa es el cambio de matriz, que el país sea líder mundial, pero no queremos ser utilizados tampoco.
¿Pero ese doble mensaje quizás es el que no termina de convencer?
No creo que sea así, creo que la comunidad internacional se ha dado cuenta, por ejemplo, todas las personas dicen que el Presidente está frustrado, yo también lo estoy, pensábamos que inmediatamente todos iban a apoyar y que iba a ser algo con el liderazgo de un país con altísima biodiversidad, con dos pueblos en aislamiento voluntario. Tenemos petróleo bajo tierra. ¿Qué otros países pueden tener esas calificaciones? Son muy pocos.
¿Pero este es un punto que aún no convence en Alemania y eso se demostró en una reunión del Parlamento?
Sí, en la cita con la Secretaria de Estado del Ministerio de Cooperación alemán, Gudrun Kopp. Tuve una reunión con otro viceministro, porque ella estaba enferma. Ella se reunió con los parlamentarios y su argumento sigue siendo el mismo, de que no sea un precedente por apoyar a la iniciativa bajo tierra, sino por la reducción de emisiones de CO2.
¿Los sustentos que Ecuador entregó al Gobierno alemán no fueron suficientes?
Estamos empezando otra negociación, abriendo las puertas que estaban cerradas. Se empieza a dialogar, hasta septiembre u octubre, que el propio Secretario General de NN.UU. llamará a la canciller alemana, Ángela Merkel. Ellos están estudiando cuál será el aporte, hay presión del Parlamento y de la sociedad civil.
¿Por qué la insistencia con Alemania, por qué ese país se ha vuelto un símbolo para el apoyo al Yasuní?
El proyecto empezó con Alemania. Ellos dieron una cantidad para los estudios. El mundo pregunta: ¿Y Alemania cuánto va a dar? Esto nos da confianza, seguridad y eso ayuda a que otros países desarrollados vean ese aporte como algo importante. Eso no quiere decir que no lo estamos haciendo con otros países. Tenemos España y va a dar una cantidad mayor en septiembre, se anunciará, luego de la Asamblea General. Ojalá otros países se unan.
¿Se reestructurará la propuesta en cuanto al manejo de fondos para convencer a países como Alemania?
No, en el manejo de fondos no tienen ninguna pregunta, ha habido cartas de ida y vuelta con el ministro de cooperación Dirk Niebel y la última que recibí era la de la sociedad civil. Todo lo que se había pedido está perfectamente hecho y la sociedad civil está representada por una persona waorani y su alterno es kichwa.
¿Se cumplirá la meta de USD 100 millones hasta diciembre?
Creemos que sí y hay que recordar que no son solo USD 100 millones, son 3 600 millones en los próximos 12 años. Esos aportes pueden llegar del sector privado, de una persona…
¿De qué Gobierno se espera el mayor aporte?
Sigo pensando que Alemania es uno de los principales y ahora que ganaron los verdes en las elecciones últimas están presionando con los demás partidos. Estamos negociando con Noruega. No hay que olvidar que este país ha dado 1 000 millones a Brasil, 1000 millones a Indonesia, 150 millones a Guyana. Estamos negociando de una forma diferente y seguimos con otros países.
¿Esto se logrará en solo seis meses?
Es bastante seis meses, recién empiezo y creo que estamos en el camino correcto, estamos con estrategia nueva de comunicación, una campaña interna en el país, cualquiera quiere aportar aunque sea con cantidades mínimas. Esto lo estamos haciendo mundialmente también en el sector privado empresarial. En EE.UU., por ejemplo, el Gobierno es difícil que aporte, ni siquiera son miembros del acuerdo de Kioto, estamos concentrándonos en el sector privado y hemos acordado con una fundación y el grupo de NN.UU. para que el aporte sea deducible de impuestos.
En el peor panorama, ¿qué le espera al Yasuní?
No quisiera pensar en eso, porque es un lugar tan único en el mundo, es tan sensible que cualquier cambio que se dé aunque sea con la más alta tecnología puede afectar. Si se da la explotación se va a afectar. Mi recomendación y sé que el Presidente piensa igual es que no se explote. El plan A debería ser la prioridad y aunque tome más tiempo hay que hacerlo. Explotar el petróleo va a tomar por lo menos cinco años, es un petróleo pesado y profundo, que necesita mucha inversión y agua. Con la Iniciativa Yasuní el beneficio es a largo plazo, se beneficia a pueblos, es sustentable y puede generar muchísimo más que el petróleo.
HOJA DE VIDA de Ivonne Baki
Su experiencia. Fue congresista, ministra, embajadora y parlamentaria.
Su punto de vista. Aunque exista un plan B, el Yasuní no debería explotarse porque es una zona muy sensible y llena de biodiversidad.