Es difícil saber por qué Rafael Correa se empeñó tanto en viajar a Estados Unidos con la ratificación de la sentencia contra diario El Universo en el bolsillo. En efecto, la decisión se dio en función del calendario del Presidente, quien irá a Nueva York para hablar básicamente de la Iniciativa Yasuní-ITT y de la libertad de expresión.
A primera vista, el caso de El Universo era más presentable en Estados Unidos con el juicio en curso que con la ratificación de la sentencia, extremadamente desproporcionada y dictada en tiempo récord, si se compara con lo que sucede en cualquier sistema jurídico del mundo. No hay que olvidar que varios sectores estadounidenses ven con recelo lo que pasa en el Ecuador respecto de la justicia, la democracia y la libre expresión.
Una posibilidad es que el cálculo haya sido llegar a Nueva York con el anuncio de un perdón, tras haber ratificado el supuesto delito del diario. Pero esa tesis no funciona, no solo porque los querellados no aceptan las actuales condiciones, sino por las dificultades en la eventual aplicación.
La otra es que Correa se proponga argumentar en la Universidad de Columbia su teoría de la injuria a la autoridad, de la imputación de un delito penal a una persona jurídica y de la “autoría coadyuvante”, que según él debe ingresar en la historia jurídica mundial. Una jugada riesgosa, pues su conferencia puede convertirse en una evidencia de lo que está ocurriendo en el país.