Las cámaras de la Producción de Guayaquil están perdiendo voz y voto en las decisiones políticas y económicas del país. La última vez que estuvieron unidas, en una protesta masiva, fue en 1999. En ese año exigieron rectificaciones al gobierno de Jamil Mahuad.Desde entonces sus reclamos han sido aislados. Además, en el actual Régimen perdieron la representatividad que tenían en los directorios de la Comisión de Tránsito del Guayas, la Corporación Aduanera, la Eléctrica de Guayaquil y en el Consejo de Comercio Exterior e Inversiones.
María Gloria Alarcón, presidenta de la Cámara de Comercio de Guayaquil (CCG), afirma que los votos de este gremio en estas entidades no eran decisorios, porque los funcionarios públicos tenían la mayoría.
Ella cree que las cámaras de la Producción no han perdido protagonismo. Por el contrario, asegura que han sido frontales con el gobierno de Rafael Correa. Sin embargo, ello no las convierte en opositoras del Régimen.
El lunes pasado, la CCG eligió a Eduardo Peña como su nuevo presidente. En una entrevista con este Diario, aseguró que será frontal con el Gobierno, en el momento que sus medidas afecten a este sector productivo. Y que por su función tendrá un rol político.
En los últimos dos meses, la única voz de reclamo del gremio fue la de la Cámara de Acuacultura. En marzo realizaron un plantón en los bajos del Ministerio del Litoral y luego se reunieron con la ministra coordinadora de la Producción, Nathalie Cely. El objetivo fue reformar el Decreto 261 que limitaba las áreas de cultivo de los camaroneros.
Cumplieron con su cometido. Pero, a las pocas semanas iniciaron una nueva protesta. Esta vez en contra del proyecto de Ley de Aguas. En el primer informe del documento se establecía el pago de tasas por el uso y aprovechamiento del agua de mar. Su reclamo lo llevaron hasta la Asamblea.
Joyce Higgins de Ginatta, ex presidenta de la Cámara de la Pequeña Industria, cree que las cámaras no están unidas y que, por ello, no logran articular una estrategia de reclamo ante temas coyunturales, como la Ley de Aguas o los bonos que el IESS compra al Estado ecuatoriano.
Joaquín Zevallos, ex presidente de la CCG y ex ministro de Comercio Exterior, coincide en que el gremio no tiene el mismo peso político que tenía 11 años atrás.
“Nadie quiere confrontar al presidente Correa por temor o porque no tienen sustentos adecuados. Yo creo que es lo primero”.
César Rohón, ex presidente de la Cámara de Pesquería y ex asambleísta por el Partido Social Cristiano, dice que el perfil bajo de los dirigentes de las cámaras de la Producción es una cuestión de supervivencia ante el “autoritarismo” que se vive en el país. De esta manera, evitan enfrentamientos con el Régimen.
Higgins, Zevallos y Rohón son algunos de los dirigentes que protagonizaron la ‘Marcha de los Crespones’, el 8 de abril de 1999, tras el congelamiento de los depósitos bancarios. Dicha protesta convocó a unos 150 mil personas en el centro de Guayaquil.
Allí se exigió la devolución de los fondos congelados, descentralización, reactivación del sector productivo social, reestructuración de la deuda externa, modernización del Estado, reconstrucción de la Costa y un alto al alza del precio de los combustibles.
El manifiesto, compuesto por siete puntos, fue entregado al entonces gobernador del Guayas, Guillermo Lasso.
Estos presidentes de las cámaras de Guayaquil llevaron su reclamo a otras provincias de la Costa. Fue el inicio de la caída del gobierno de Jamil Mahuad.
Este tipo de protestas de las cámaras de la Producción se han repetido a lo largo de la historia. En marzo de 1966, durante la dictadura militar de Ramón Castro Jijón, lideraron un paro general de actividades por la decisión del Gobierno de aumentar los impuestos para financiar su déficit fiscal. El resultado fue que las Fuerzas Armadas entregaron el poder y se designó a Clemente Yerovi presidente interino.
Las cámaras también han apoyado marchas contra la inseguridad en Guayaquil, como la del 2006 y las convocadas por el alcalde Jaime Nebot.
María Gloria Alarcón dice que sus estatutos prohíben financiar este tipo de convocatorias políticas, pero que normalmente algunos empresarios, a título personal, apoyan con camisetas y la movilización de los manifestantes. Así ocurrió en la marcha del 11 de febrero pasado.
También, el paso por estos gremios fue un trampolín político para muchos de sus dirigentes. Por ejemplo, el ex mandatario socialcristiano, León Febres Cordero, fue presidente de la Cámara de Industrias de Guayaquil.
Eduardo Maruri, ex presidente de la CCG, fue asambleísta en el 2007 . Roberto Illingworth, ex vocero de las cámaras, fue ministro de Comercio Exterior en el gobierno de Alfredo Palacio.
En ese mandato se agotó la capacidad de influencia del poderoso sector gremial. Con Correa, los contactos se han perdido y su cuota de poder en el Gabinete fue reducida a la mínima expresión.