Los presidenciables hablaron generalidades sobre política institucional, según dos analistas

Los candidatos presidenciales asistieron al primer encuentro con todos los postulantes a Carondelet. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO

Los candidatos presidenciales asistieron al primer encuentro con todos los postulantes a Carondelet. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO

Los candidatos presidenciales asistieron al primer encuentro con todos los postulantes a Carondelet. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO

En lo político institucional, las respuestas de los candidatos que participaron en el Diálogo Presidencial 2017 se enfocaron principalmente en la independencia de poderes, fiscalización y nombramiento de autoridades de control.

Los candidatos de oposición consideran que hace falta una reforma institucional, precisamente para dar paso a una autonomía especialmente en el sistema de justicia. Además creen que es vital reducir las competencias del Ejecutivo. El oficialismo, por su parte, cree que el modelo debe mantenerse, aunque corrigiendo los errores que se hayan podido dar.

Dos especialistas en política institucional dan su punto de vista alrededor de lo que fue el Diálogo que se realizó el 5 de febrero del 2017 y que fue una iniciativa de Diario EL COMERCIO

'Una cosa muy importante en este tipo de espacios es la posibilidad de confrontar'

Farith Simon, analista político

“Tras el Diálogo se ha confirmado la tendencia respecto de los candidatos que tienen un papel secundario con propuestas algunas de ellas incluso contrarias a principios básicos de un Estado democrático y de respeto a los Derechos Humanos. Me parece que finalmente lo que tratan ahí es de acumular la mayor cantidad de votos. En algunos casos tienen un rol más bien personal y no de interés político de ser conocidos.

Después, lo que sabíamos, hay cuatro candidatos que son más seguidos, que tienen propuestas más elaboradas y más desarrolladas. Me parece que resaltaron en ese sentido Moncayo y Lasso como propuestas más sofisticadas, más pensadas. Me llamó la atención mucho el discurso de Cynthia Viteri, que me parece que había un alto grado de populismo y que, a diferencia de los otros dos, claramente no tenía en el debate al menos una propuesta política más ordenada, más coherente.

En el caso de Lenín Moreno me parece que el formato del debate le hizo ver muy mal. La forma en que presentó sus argumentos, la manera en que respondía las preguntas, le hacían sentir como no seguro, no solvente. De alguna manera creo yo que él tiene una tensión muy fuerte en su actuación política. A pesar de no tener una convicción en algunas cuestiones del discurso oficialista, está cuidándose permanentemente de no contradecir porque ya le ha pasado varias veces. Es como que está en la línea, trata de repetir un discurso oficialista sin la convicción. Esto de tener que defender algunas cosas que uno (como expectador) siente que no está convencido le hace parecer inseguro.

Fue interesante, pero me faltó. El hecho de que no haya podido haber réplica hacía que algunas de las informaciones no puedan desarrollarse totalmente. Uno esperaría que discutan de manera importante, pero lamentablemente no se dio.

A mi me parece que habría sido mejor que hubiera lugar a repreguntas y me parece que uno debería hacer este tipo de cosas solamente con los candidatos con un porcentaje mayor de apoyo. Si bien es cierto que hay mucha discusión con respecto del valor de las encuestas, estas sí dan cuenta que hay candidatos que tienen pocas posibilidades. Y eso hizo perder mucho al debate. Me parece que una cosa muy importante en este tipo de espacios es la posibilidad de confrontar. Cuando uno no analiza las cosas a fondo, se puede responder con generalidades. Siento yo que esto no permite formar una opinión más concreta de las propuestas políticas. Esa es mi sensación. Y la manera en que se organizó impedía esa profundización.

Me parece positivo que hayan estado ahí todos y que pudieran responder todos y así darnos cuenta los casos que no tenían una propuesta elaborada y los que simplemente responden de memoria o a través del discurso populista. Eso me pareció interesante. Lo bueno es que haya habido, es un ejercicio sano que todos hayan estado ahí. Siempre será bueno para los ciudadanos y para todo el país que todos se expongan a una propuesta de difusión pública de sus propuestas junto a los otros candidatos".

“No había propuestas contundentes en general”
Fander Falconí, analista político


“A mí me parece que en democracia hay que debatir y exponer las ideas. Con base en esa exposición de planteamientos de programas, de ideas, de cruce e intercambio, se fortalecen las posiciones y se fortalece la democracia. En principio yo valoro cualquier iniciativa de diálogo que venga de sectores que no tengan claramente intereses, en términos generales.

El Diálogo de EL COMERCIO me pareció que en muchos aspectos era meramente declarativo. No había propuestas contundentes en general y creo que, en ese sentido, un diálogo también pretende establecer cómo se van a lograr determinados objetivos de política pública, de política internacional, etc.

Es muy difícil establecer la metodología porque cualquiera puede ser objeto de crítica. Es decir, el hecho de que haya ocho candidatos exponiendo en breves minutos aspectos tan complejos como el manejo económico, la política social o la política internacional es un factor limitante. Más aún si no hay intercambio de opiniones o de ideas. Hay un límite en cualquier tipo de metodología.

Yo hubiera preferido que haya, en general, diálogos que no sean organizados por determinados actores que pueden tener intereses empresariales o políticos, sino que se formalicen en diálogos ciudadanos, con una convocatoria más amplia y, quizás, con una posibilidad de que los candidatos tengan un intercambio más fluido de ideas y pensamientos. Pero, insisto, cualquier metodología va a ser sujeta de cuestionamientos.

El Grupo Faro, las Cámaras, han tenido determinados posicionamientos. No son actores que pueden convocar a toda la sociedad. Me parece que hubiera sido interesante si desde la asamblea general de Universidades, que convocaron de forma personal a los candidatos –de hecho Lenín Moreno estuvo en la Espol, de Guayaquil. Me parece que Lasso también, incluso el general Moncayo-, pudieron haber articulado un debate con actores mucho más amplios y con mayor legitimidad en la sociedad".

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