Las papeletas electorales del 17 de febrero tendrán impresos los nombres de algunos movimientos que le apostaron más al marketing que a las ideologías que esas tiendas dicen perseguir. Creo, Avanza, Alianza País, Ruptura y SUMA son algunos de estos.
Con esas denominaciones, los gestores de estas organizaciones buscan alejarse de los viejos partidos, según el publicista Andrés Seminario (ver punto de vista). Sin embargo, algunos políticos lo consideran una forma de representar la voz de los ciudadanos.
Apegados a esa segunda postura están Gustavo Darquea, quien fuera fundador de Alianza País y ahora es directivo de Montecristi Vive. También Leonardo Viteri, ex socialcristiano y fundador del movimiento provincial manabita Machete, aliado a Creo.
Darquea recuerda que el nombre Alianza País no fue puesto a discusión porque agradó a todos los miembros de la alianza. En cambio, Montecristi Vive fue idea de Alberto Acosta, ex presidente de la Asamblea Constituyente y actual presidencial con la Plurinacional de las Izquierdas.
“El tema es que el marketing se ha ido metiendo mucho en la política. Por eso es que ahora, en cualquier campaña electoral que no cuente con un consultor político experto en esta rama, todo el mundo augura que será un fracaso”, expresa Darquea.
Según este dirigente, ahí es cuando se cometen varios errores políticos porque “al candidato se lo vende como si fuera una pasta de dientes”. “La ideología es el pilar que garantiza a una agrupación su subsistencia en el tiempo”.
Sin embargo, de acuerdo con una encuesta publicada por Cedatos, el 31 de octubre pasado, el 38% de las personas consultadas respondió que no tenían ninguna tendencia política. En cambio el 29% se identificó con la línea derecha y el 33% como de izquierda.
Para Viteri, es válido que el nombre de las agrupaciones responda a la identidad de sus seguidores. En el caso de Machete, hace referencia al instrumento de trabajo del pueblo montubio de Manabí.
Según Viteri, la idea del nombre la dio Lorenzo Bravo, un morador de la comunidad rural manabita Pachinche. Luego los miembros de la agrupación la convirtieron en la sigla Movimiento de Acción Cívica Humanista por la Ética del Trabajo como formando así un acróstico ingenioso.
Viteri acepta que sin ese nombre su agrupación no habría tenido el mismo impacto. “Con poquísimos recursos ya tiene una impronta no tan solo en Manabí, sino en el país”, dijo el candidato a la asamblea provincial con la alianza Creo-Machete. Actualmente impulsa su candidatura bajo el eslogan “Yo creo en Machete”.
Valentín Sala, director de la agrupación guayasense Centro Democrático, justifica el nombre de la agrupación liderada por el prefecto Jimmy Jairala porque alinearse a la izquierda o derecha “ya no es práctico”. Según él, el centro es una postura moderna en cambio “Machete decidió identificarse con el pueblo montubio, Madera de Guerrero a la canción y Alianza País reagrupó a una serie de movimientos”.
En cambio, Averroes Bucaram, dirigente de la extinta Concentración de Fuerzas Populares (CFP), señala que un gran porcentaje de las agrupaciones políticas nuevas no tienen conciencia partidista.
“Ahora con billete se hace política, somos pocos los que lo hacemos por principios ideológicos. A eso se deben esos movimientos que son pasajeros porque pasa la elección y desaparecen. Nosotros tenemos más de 60 años”, expresó. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral no aprobó su inscripción por falta de firmas.
Pto. de vista ‘Cambiaron de nombres porque perdieron adeptos’ Ya no es necesario vincular el nombre de una organización política a una ideología porque la gente vota por el personaje. Desde la vuelta a la democracia, hemos pensado en caudillos. El cambio en los nombres obedece a tres variables. Primero, a que el entorno político cambió. La revolución ciudadana movió el tablero y creó la imagen de que la ‘partidocracia’ tenía nombres vinculados a presuntas ideologías y no a la gente.
La segunda es la pérdida de partidarios. Es como lanzar una soda que al inicio todos consumen pero luego dejan de hacerlo. Sería una torpeza seguir empujando la misma marca. Con el cambio de nombre pueden conseguir bebedores así la fórmula del líquido no cambie. Y tercero, son más importantes las formas que los fondos. Por eso vemos marcas como País, que se apropian de un concepto mucho más amplio que la marca en sí misma. Cuando hablamos de País se enmarca a todo el Ecuador.
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