La Academia Diplomática fue una de las insignias del servicio exterior. Desde su creación, en 1987, mediante Decreto Ejecutivo, ha formado a 183 diplomáticos. El objetivo del organismo era formar a los servidores de carrera y lograr que se especializaran en lo que significa la diplomacia. A partir del 2004, la Academia tomó un nuevo aire. Se adquirió el edificio, donde funciona actualmente el organismo. Ese lugar era la residencia del ex presidente de la República y diplomático, Galo Plaza Lasso. Desde entonces se fortaleció la educación y formación en el servicio exterior. Incluso, el organismo está incluido dentro de la Ley de Servicio Exterior. Por ello, no se la puede eliminar, aunque se le hayan quitado sus funciones, manifestó el ex director de la Academia, Abelardo Posso. Cada dos años, los profesionales que querían entrar a la Academia Diplomática debían someterse a un proceso de selección largo y riguroso. Luego de ello, se seleccionaban los cupos que estaban disponibles (30 en promedio). Quienes ingresaban lo hacían sin tener ningún rango. Luego de dos años de estudios eran asignados a funciones específicas en la Cancillería y salían con el rango de Tercer Secretario. El Servicio Exterior tiene seis escalas. La última es Tercer Secretario y la primera, Embajador. Desde el 2007, la Academia Diplomática ya no es un requisito para ser funcionario de carrera. El 3 de abril de ese año, el Tribunal Constitucional, mediante Resolución número 0043-2006-TC, declaró inconstitucional el requisito del ingreso a la Academia como paso previo para incorporarse a la carrera. Ese fue el principio del fin. El último grupo de funcionarios entró al servicio exterior luego de un concurso de merecimientos. Sin embargo, ya no ingresó a la Academia Diplomática. Solamente se le instruyó en un curso de 10 meses, por el cual no obtuvo ningún título. Para ascender de la quinta a la cuarta categoría se requiere que los funcionarios tengan un título de cuarto nivel.