En el Jardín José Luis Román, de Quito, decenas de padres acudieron este martes 28 de agosto al mediodía en busca de cupos. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO
La venezolana Lilibeth Pérez, de 26 años, viajó en julio a su natal Barquisimeto para traer a su hijo de 5 años. En su país, el niño terminó el primero de Básica y hoy espera un cupo para segundo año. Por eso acudió este martes, 28 de agosto del 2018, a la Escuela Simón Bolívar, una de las sedes educativas en Quito. Busca un cupo en un plantel del Centro Histórico.
El trámite fue sencillo. Solo presentó su pasaporte y un certificado de estudios. De los 43 000 alumnos nuevos que iniciarán el ciclo 2018-2019 en el sistema fiscal, en Quito, 2 000 son extranjeros.
Así lo explicó el subsecretario de Educación del Distrito Metropolitano, Manuel Muñoz Cervantes. La mayoría de los extranjeros –precisó– vienen al primero de Básica y son de Venezuela y Colombia.
En la sede del Simón Bolívar se contabilizó a unas 40 personas que esperaban, antes de las 12:00 de este martes. María Fernanda Rojas es madre de Génesis, de 15, y de Isaac, de 11. Quiere que sus dos hijos asistan al mismo establecimiento. Empezó con el trámite en mayo, pero dijo no haber obtenido respuesta.
En esta semana y hasta el próximo lunes 3 de septiembre se desarrollarán las inscripciones extraordinarias en centros fiscales. Ese día empezará el regreso escalonado a clases en Sierra y Amazonía, para 1 950 000 alumnos.
Las inscripciones continuas o extraordinarias son para quienes aún no han registrado a sus hijos o representados en ningún establecimiento.
Los pedidos de traslado se tramitan una vez cada año escolar, por vulnerabilidad (acoso, abuso) o cambio de domicilio. En este último caso se debe presentar una planilla de pago de servicios para confirmar que la nueva dirección corresponda a la vivienda.
En la sede del José Luis Román, en el norte de Quito, también se observó gran cantidad de padres. Tras 30 minutos de espera, Jenny Hoyos fue atendida. Al salir dijo que aún no obtuvo una respuesta.
La madre quiere que su hijo, de 13 años, deje el colegio particular, al que acudió hasta el año lectivo anterior, y que obtenga un cupo en el Manuela Cañizares. Pero no se puede escoger la institución en el sistema fiscal. En el país rige la sectorización, por la que los alumnos son ubicados en los centros más cercanos a sus domicilios.
Lo confirmó Daniel Serrano, subsecretario de Apoyo, Seguimiento y Regulación. Dijo que hay padres que reclaman porque sus hijos no fueron matriculados en planteles que quedan frente a sus casas.
Pero indicó que ellos no toman en cuenta que en ese establecimiento, los cupos podrían haberse terminado. El sistema asigna lugares en los sitios más próximos a sus viviendas. El Ministerio -dijo- garantiza un cupo para quien lo requiera.
Otro caso fue el de Edwin Lugo, quien llegó de Venezuela hace cuatro meses. Él tiene tres hijos, dos niñas de 10 y 11 años y un niño de 5.
Él y su esposa llegaron al José Luis Román. Ya no viven en Carapungo. Dijeron haberse mudado al sector de la avenida 6 de Diciembre y Naciones Unidas.
Sus hijas estudiaban en el Colegio Fiscal Luxemburgo. Piden que ahora sean trasladadas a una escuela más cercana a su residencia. Según Lugo, hasta ese momento los habían atendido rápidamente.
En Ambato, cientos de padres y madres acudieron al patrimonial edificio de la Unidad Educativa Bolívar. Llevaban carpetas con planillas eléctricas o de agua potable.
Martha López llegó a las 05:00. A esa hora ya había otros 20 padres. Vive en La Merced y su propósito era que su hijo pase del Colegio Atahualpa, a 30 minutos de su casa, al Ambato, que está a cinco cuadras.
Carolina Báez, coordinadora zonal, comentó que hay sobredemanda en las unidades emblemáticas. Y dijo que en el 2017 detectaron “tráfico de influencias”, en la entrega de cupos. Por eso ahora, los traslados a esos centros son solo para chicos con discapacidad, reagrupación de hermanos o cambio de ciudad.