Unas 500 embarcaciones dedicadas a la captura de atún, banderón, gacho, dorado y otras especies destinadas a la exportación, suspendieron sus actividades. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO
La actividad pesquera de exportación se redujo en casi un 80% en Esmeraldas debido a que los pescadores dejaron de faenar ante la falta de compradores, desde que se declaró la emergencia sanitaria en el país por el covid-19.
De acuerdo con la Cámara Provincial de la Pesquería, representada por Rafael Vergara, unas 500 embarcaciones dedicadas a la captura de atún, banderón, gacho, dorado y otras especies destinadas a la exportación, suspendieron sus actividades.
Vergara señala que antes de la emergencia en el puerto pesquero se obtenían unos 25 000 quintales de pesca semanalmente, que eran vendidos a empacadoras locales y enviados a Manta para su exportación.
Pero la actividad en el puerto es casi nula. Pescadores como Raúl Valverde, de 50 años, permanece en su casa sin faenar desde hace nueve días. “En tierra no ganamos nada porque hemos dejado de producir”.
En Esmeraldas, cinco empresas dedicadas a empacar y congelar pescado, langostinos y camarón pomada también están paralizadas.
Juan de Dios Suárez, uno de los exportadores, señala que en sus bodegas tiene 25 000 libras de producto congelado que espera enviar a Estados Unidos cuando terminen las restricciones establecidas por el Gobierno Nacional.
Además, de las 50 bodegas pesqueras ubicadas en el Puerto de Esmeraldas, apenas 10 abrieron la mañana de este jueves 26 de marzo del 2020, para ordenar sus congeladores y la pesca blanca que se captura cerca de la costa de Esmeraldas para el consumo local.
Maura Oviedo, representante de los armadores pesqueros de Esmeraldas, precisa que unas 200 embarcaciones pequeñas se dedican a las captura de pesca blanca con redes y anzuelos, a pocas millas de la Costa, con lo que se abastece a la provincia de Esmeraldas.
Algo similar ocurre en las caletas pesqueras de Rioverde y Eloy Alfaro, en la zona norte, así como en Súa y Tonchigüe. Allí los artesanos del mar faenan diariamente a pocas millas náuticas.