Luis Orellana fabrica muebles de hierro y madera en el patio de su casa, ubicada en Santo Domingo de los Tsáchilas. Foto: Juan Carlos Paredes/ EL COMERCIO
María Victoria Espinosa. Redactora
Desde los cinco años, el santodomingueño Luis Orellana aprendió sobre la cerrajería. Él ayudaba a su madre, Juana Miranda, a tapizar muebles a los siete años. Pero cuando cumplió 15 tuvo un accidente mientras jugaba fútbol en Santo Domingo de los Tsáchilas, ubicado al occidente de Ecuador, donde nació.
En el accidente se fracturó una vértebra. Los primeros meses sintió mejoría, pero de a poco sus piernas se debilitaron y le fue imposible caminar. “Me gustaba tanto la cerrajería, pero no podía ejercerla. Eso me deprimió”.
Miranda tuvo que dedicarse a lustrar zapatos para cubrir los gastos del hogar. Con el tiempo adecuaron la casa para que Orellana se trasladara con la silla de ruedas. “Se me ocurrió empezar a fabricar muebles otra vez, pero no tenía capital”.
Entonces, hace 10 meses se acercó a la Secretaría Técnica de Discapacidades. Allí le explicaron que debía presentar un proyecto con una idea sustentable de negocio. Si se cumplían con los requisitos, se le otorgaba un préstamo en el Banco Nacional del Fomento por hasta USD 15 000.
Luego de tres meses obtuvo un crédito de USD 10 000 para pagarlo en 5 años con un interés del 5%. “Fue una bendición porque compré máquinas y material para trabajar”. Ahora sus muebles se venden en Santo Domingo, La Concordia, El Carmen, Quevedo y Quinindé. Él es parte de los 10 emprendedores a los que se les otorgó este préstamo.
Según el abogado especializado en derechos laborales, Juan Arroyo, el Código de Trabajo contempla la inclusión de las personas con discapacidad. En el numeral 33 del artículo 42 se establece que el 4% de la nómina, de las empresas que tengan más de 25 empleados, debe estar formada por personas con discapacidad.
La sanción establecida para quienes incumplan la normativa es de 10 salarios básicos mensuales por cada persona con discapacidad no contratada. “También se estipula que se deben asignar tareas que el empleado pueda realizar sin que se vulneren sus derechos”.
Mauro Tapia, director distrital del Ministerio de Inclusión Económica y Social aseguró que se atiende a 950 personas con discapacidad, a través de siete convenios de cooperación con instituciones que les permiten aprender manualidades, repostería o les brindan atención médica. En estos se invierte USD 462 137. De los 950 usuarios 779 reciben el Bono José Joaquín Gallegos Lara que tiene un valor de USD 240.
Para la psicóloga familiar, Martha Quiroz, es importante que las personas con discapacidad se sientan útiles. De lo contrario pueden sufrir depresión. En el caso de Orellana, desde que emprendió la cerrajería nuevamente puede aportar económicamente en su casa. “Estoy feliz. A veces se me olvida que tengo una discapacidad física”.
Hugo Giler vende pescado en el mercado de mariscos 17 de Diciembre. Él obtuvo un préstamo en el Banco Nacional del Fomento para emprender su negocio. Foto: Juan Carlos Pérez/ EL COMERCIO
Hugo Giler también accedió al préstamo. Él recibió USD 10 000. Ese dinero lo invirtió en un local para vender mariscos. “Desde joven me he dedicado a trabajar con mariscos, pero paré las ventas porque me diagnosticaron insuficiencia renal”. Él debe realizarse diálisis tres veces por semana. Al siguiente día de hacerse el tratamiento viaja a la costa ecuatoriana (Esmeraldas, Manabí y Guayas).
Las personas con discapacidad que deseen acceder a un préstamo deben cumplir con requisitos como poseer cédula de ciudadanía, carné del Conadis, residir en Ecuador, entre otros. Los créditos tendrán una tasa preferencial y se les brindará asistencia técnica especializada.