Marcelo Velásquez, presidente de la Cooperativa Flor del Valle, trató de visitar a una de las personas accidentadas. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
La noticia de que se le habían ido los frenos generó pánico dentro del bus. Cuando el conductor se alteró y lo advirtió en voz alta, hubo gritos y desesperación entre los pasajeros. En el accidente ocurrido la noche del martes, tres personas murieron y 46 resultaron heridas. Según el COE Metropolitano, siete personas necesitaron atención ambulatoria y 39 fueron hospitalizadas.
Entre ellas está Mónica Aimacaña, de 27 años, quien se dirigía de Quito a Guayllabamba junto con su hijo, un bebé de 1 año. Los dos viajaban de pie y sobrevivieron. La madre fue trasladada al Hospital Pablo Arturo Suárez, en el norte de Quito. A esta casa de salud ingresaron siete personas con politraumatismos, pero seis fueron dados de alta la misma noche luego de constatar que no tenían ningún problema mayor.
Aimacaña fue la más grave. Hasta la tarde de ayer 13 de mayo, continuaba hospitalizada, pero su condición era estable.
El día del accidente, por la tarde, la mujer viajó a la capital para hacerse revisar por un doctor, ya que desde hace unos días sentía un fuerte dolor de cabeza. Acudió al Hospital Eugenio Espejo y luego de terminar de realizarse los exámenes, fue a la terminal para tomar un bus de regreso a casa.
Estaba contenta porque los doctores descartaron la presencia de un tumor. En el kilómetro 3 de la Panamericana Norte, la unidad en la que viajaban se accidentó. Su esposo cuenta que él salía del trabajo en una plantación de flores de la zona cuando recibió una llamada de su suegro avisándole del siniestro. Llamó al celular de su mujer y ella contestó. Él sintió alivio, confiesa, hasta que llegó al lugar del accidente.
Al ver la unidad y a tantas ambulancias, la desesperación regresó. Buscó dentro de cada uno de los vehículos de socorro y finalmente la halló. “Lo único que avanzó a decirme fue que el bus venía a gran velocidad y que en la curva, perdió el control. Entonces la gente se le vino encima”, narra el hombre.
Su hijo también fue examinado y le hicieron pruebas para descartar problemas internos.
Los heridos fueron llevados también a por lo menos tres centros. Todos fueron dados de alta la mañana de ayer.
Mientras, José Luis recordaba a su hermano Andrés, quien es uno de los tres fallecidos. Él era el mayor, el hombre de la casa. ‘Murió haciendo lo que tanto le gustaba: trabajar’.
José Luis fue el último en verlo con vida. La tarde del martes, llevó a su hermano a la terminal y lo vio subirse a una unidad de la Cooperativa Flor del Valle, donde laboraba como controlador desde hace cinco o seis meses. “Le dije que se asome en la noche, porque a veces se quedaba a dormir en mi casa”, recuerda.
La víctima vivía en Sigsal, un barrio de Cayambe, pero su esposa y sus tres hijos, de 17, 14 y 8 años, vivían en Monterrey, un sector de la Costa.
Un policía también viajaba en el autobús siniestrado. A él le amputaron el dedo meñique de la mano derecha. En la casa de salud se prevé que el paciente sea dado de alta en tres días. “Está en la sala de observaciones, pero estable”, dijo un funcionario del centro asistencial.
Dirigentes de la Cooperativa Flor del Valle trataron de visitar ayer al uniformado para conocer su estado de salud. Marcelo Velásquez, presidente de la compañía, señaló que durante la mañana también estuvieron con los otros pasajeros heridos del bus que fueron trasladados a casas de salud públicas y privadas de la capital.
Lo acompañaban Javier Monteros, gerente de la cooperativa y Curro Bahamonde, asesor jurídico. “Hemos cubierto los gastos económicos de los pasajeros que fallecieron y estamos dispuestos a colaborar con los heridos”, dijo Velásquez.
Los directivos aseguraron que este es el primer accidente de tránsito con muertes que se registra en los 50 años de la empresa.
“El siniestro se produjo porque se le fueron los frenos al carro. Hizo lo acertado para evitar daños mayores (…) Al darse cuenta que ya no tenía frenos se comenzó a arrimar con el parterre y la protección de vía. Rozó unos 150 metros y se viró en una parte que estaba vacía. Si tenía más velocidad se iba al precipicio”. Se desconoce el paradero del chofer.