Aún no hay fecha específica, pero se prevé que en un mes (julio) se posesione Marco Aurelio Pérez Caicedo, como nuevo arzobispo de capital azuaya, en el sur del Ecuador. El nombramiento del sexto arzobispo de Cuenca llegó desde la Santa Sede este 20 de junio del 2016.
Según Bolívar Piedra, administrador de la Diócesis de Cuenca, no sabían nada hasta que llegó la información desde el Vaticano. “Nos sentimos contentos con esta denominación. Hablamos con él y le transmitimos nuestra felicidad. Ahora esperamos su presencia en esta ciudad para acompañarle en el trabajo pastoral”.
La Arquidiócesis de Cuenca permaneció seis meses sin una máxima autoridad, luego de que en diciembre del 2015, Luis Gerardo Cabrera, fue nombrado arzobispo de Guayaquil. En su lugar, el padre Bolívar Piedra permaneció como autoridad encargada de la Curia con atribuciones limitadas.
Monseñor Pérez está por cumplir 49 años y recibió la consagración en julio del 2007. Actualmente, es vicepresidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y Obispo de Babahoyo. También, se ha desempeñado como presbítero, párroco en varias parroquias, rector y profesor del Seminario Diocesano de Guayaquil, entre otros cargos.
El nombre de este sacerdote estuvo en la terna presentada por la Nunciatura Apostólica del Ecuador a la Congregación de Obispos del Vaticano, en Roma. Pero al final el Papa analiza, elige y designa al mejor candidato por su trabajo desarrollado, dijo Bolívar Piedra.
Desde este día, los miembros del Colegio de Consultores de Sacerdotes y el Presbiterio empezaron a planificar el acto de posesión. Pero queda a criterio del nuevo Arzobispo el día en que se cumplirá la ceremonia religiosa que será en la Catedral de la Inmaculada Concepción con la presencia de obispos de otras urbes del Ecuador.
Pero antes de eso, los sacerdotes esperan la llegada de Marco Aurelio Pérez a Cuenca para ponerlo al tanto del trabajo desarrollado en la provincia. Entre las tareas pendientes importantes que deberá asumir es aprobar e impulsar el plan de pastoral diocesano que quedó pendiente con el cambio de autoridad.
En lo administrativo, en cambio, dar la continuidad a los compromisos en obras pendientes como la restauración del antiguo Seminario San Luis y de la Catedral de la Inmaculada Concepción, y la reapertura de la calle Santa Ana, que colinda con la Catedral, entre otras.