Tras los hechos que fueron de dominio público, la cuerda sigue tensa entre los hermanos Correa. Desde entonces surgió un contrapunto que fue seguido con atención por el país y que derivó en una reacción oficial que dispuso el fin de los contratos, tras las revelaciones periodísticas que evidenciaban que en el paquete accionario de esas empresas se incluía el hermano del Presidente.
Fabricio Correa habló primero de un círculo oscuro que rodeaba al Primer Mandatario, luego le cambió de color para decir que aquel círculo era rosa.
En medio de acusaciones y aclaraciones, la investigación de la Fiscalía tardó en activarse y aún no existe ninguna reacción concreta del Poder Legislativo –cuya razón de ser consiste en fiscalizar- .
Anteayer, Fabricio Correa desató nuevamente acres críticas contra el Gobierno y la figura del propio Mandatario, además de que dejó entrever que, según sus palabras, habría hechos “no santos” en los contratos del Estado.
La primera arremetida de Fabricio fue asimilada con un rictus de amargura por el Primer Mandatario. Pero ahora, la nueva andanada de críticas, que pasan por el descrédito al nuevo Ministro de Transporte hasta aquello de que el Gobierno va de tumbo en tumbo y se parece más al sexto velasquismo que a una revolución, son palabras mayores que no tienen precedente en la historia política nacional, máxime si son pronunciadas por el propio hermano del Jefe de Estado.
El país está perplejo y con un desmentido oficial no es suficiente. El momento político demanda que el Régimen transparente y rinda cuentas acerca de las veladas acusaciones que hace Fabricio Correa.