Padres de familia ajustan planes navideños a la nueva realidad

Henry Males decoró el árbol de Navidad junto con su única hija, Keily, que tiene 3 años de edad. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.

La idea de no darle regalos de Navidad a su hija de casi 3 años atormenta a Henry Males. Él trabajaba como guía en la Catedral de Quito, en el Centro Histórico, hasta que la iglesia se cerró por la pandemia.
Su esposa también tuvo que despedirse de su negocio de comida tradicional, en el Palacio Arzobispal. Por las restricciones a la movilidad, en un día vendía USD 2. A veces nada. Mientras tanto, la cuenta del arriendo se acumulaba.
El padre de familia optó por comercializar productos, ofertados en negocios de familiares, para ganar una comisión. “Esperemos que en estos días salga alguito para poder darle navidades a mi nena”, relató, a una semana de la festividad.
En el país, entre el 16 de marzo y el 10 de diciembre del 2020 hubo 553 991 terminaciones de contratos individuales, según el Ministerio de Trabajo. Pero desde el 22 de junio al 10 de este mes se han creado 230 564 nuevos empleos. En 70 652 contratos se registró reducción de jornada laboral, lo que implica descuentos en los salarios.
Una de las consecuencias: menos recursos para celebrar la Navidad en familia. Paola Cevallos era vendedora de productos y en esta cuarentena no ha podido reunir lo suficiente para pagar las cuotas mensuales de sus tarjetas.
No puede -admite- explicarle lo sucedido a Emiliano, de 4 años. Se le rompe el corazón cuando lo escucha decir que le pedirá tres regalos a Santa. La madre ha decidido adquirir una bicicleta a crédito.
Diciembre -anota el especialista en política social Nicolás Reyes- es un mes que representa gastos adicionales. Dadas les circunstancias -reflexiona- este año habrá menos consumo y quizá mayor endeudamiento de los hogares para la compra de regalos y la organización de cenas.
Como ya lo ha dicho la Cepal -precisa- la crisis actual es de las peores que ha vivido la región en más de 100 años. Por ello, el apoyo entre miembros de una misma familia es importante. “Tal vez unos se encuentren en una situación menos grave que otros”.
Pero el especialista dice que toda crisis es un ciclo, con un inicio, un desarrollo y un final. “Esta crisis se va a gestionar”.
Tanto Paola como Henry recuerdan con nostalgia que el año pasado pudieron cumplir todos los deseos de sus hijos.
Frente a eso, la psicóloga familiar Maritza Paredes recomienda a los padres no frustrarse por no poder agasajar a los niños como antes. Y retomar tradiciones, que implican tiempo compartido con los hijos. Lo esencial, subraya, no es el regalo sino pasar en familia.
La psicóloga infantil y directora del Centro Oasis, Daniela Ziritt, pide hablar a los niños de la situación que enfrenta la humanidad, siempre con un lenguaje apropiado para su edad. “Pregúnteles cómo se sienten. Enséñeles que es más importante dar que recibir”.
Es tarea de los padres -señala Paredes- resaltar a los hijos que esta será una Navidad diferente para todos, que el mundo cambió y que los regalos de marca y los juguetes de moda no son lo más trascendente.
Escarlata Arévalo hizo esa reflexión. Y decidió optar por obsequios funcionales y económicos, que su hijo de casi 2 años y sus sobrinos podrán usar a diario. “Les servirán para su desarrollo y no los dejarán a los pocos días”.
Para ello, la madre adquirió materiales de papelería como cintas de colores, rompecabezas pequeños, pliegos de papel y crayones. Así armó kits.
Esa idea es parte de las iniciativas que promueve en la cuenta de Instagram Mi Dulce Maternidad. Pide no darles juguetes tradicionales sino permitir que exploren su creatividad. En esta fecha y frente a la crisis
-asegura- además fue una oportunidad de ahorro.
Desde la Cepal, dice Reyes, el especialista en política social, se habla de un decrecimiento del 9% en Ecuador durante los últimos años. “En la región pasa algo parecido a lo vivido el siglo pasado en la Gran Depresión de los años treinta”.
Pero augura que después de estos momentos duros, las familias ecuatorianas serán parte de un fortalecimiento social general, que también ha permitido reflexionar sobre las verdaderas prioridades.
Por ejemplo-dice- la pandemia es una oportunidad para apoyar a redes de economía popular y solidaria. “En vez de comprar a grandes empresas, ir a emprendedores u organizaciones de la sociedad civil”.
Una opción así, pequeña y económica, busca José Luis Fiallos para su hija Amaia, de casi 3 años. No quiere dejar de alegrar su Navidad, pese a que el 3 de diciembre le notificaron que este será su último mes en el trabajo. La situación ha hecho que los planes se reestructuren. El decimotercer sueldo, que antes se destinaba a viajes y regalos, se guardará para los estudios de la nena.
El juguete de moda se reemplazará por ropa y las fiestas las vivirán él, la niña y su esposa, también para evitar el covid-19.




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