Policías seguían ayer, 4 de agosto del 2020, en la Penitenciaría del Litoral, para evitar que la violencia entre los detenidos continúe. Foto: EL COMERCIO
En la Penitenciaría hubo movimiento ayer, 4 de agosto del 2020. Policías entraban y salían. Familiares de los presos también llegaron al lugar. Hablaban del motín que el lunes 3 de agosto dejó 11 detenidos muertos.
Un día después de estos violentos hechos, los agentes que recorrieron las celdas de los internos encontraron armamento de grueso calibre, pistolas automáticas y 368 municiones de distintos tamaños.
Pero las indagaciones señalan que habría más material escondido. Los informes apuntan a que los detenidos tienen caletas con armas de fuego.
Hasta ayer, las requisas en los pabellones 3, 5, 6 y 7 continuaban. En esos sitios, precisamente, estalló la disputa entre los grupos delictivos Los Choneros y Los Lagartos.
En la Policía se ha levantado información y se sabe que desde hace cinco años se reporta la presencia de estas “dos grandes organizaciones”.
Las investigaciones corroboran que “su economía criminal gira en torno al narcotráfico”.
Sus enfrentamientos son frecuentes. Hay reportes de muertes en calles y cárceles.
En el caso de Los Choneros, los policías reconocen que mantienen una actividad ilegal creciente. El presunto jefe del grupo, alias ‘Rasquiña’, está en libertad. Salió de la cárcel de Cotopaxi en junio pasado.
Los agentes afirman que lo tienen monitoreado, pero ayer se supo que al interior de la red habrían surgido nuevos jefes.
Esa información ya fue remitida a la Fiscalía y no se descarta que lo ocurrido el lunes 3 de agosto haya generado reacciones en otros centros carcelarios del país.
Por eso, las alertas se encendieron a escala nacional y la Policía armó operativos de control. La medida intenta evitar que más presos pierdan la vida. Solo en el amotinamiento del lunes hubo 11 fallecidos. Según los primeros reportes, las víctimas fallecieron a manos de sus enemigos y la mayoría era parte de Los Lagartos.
En el 2019 se contabilizaron 16 asesinatos.
Las amenazas entre los miembros de las bandas también se evidenciaron en redes sociales. Ayer, 4 de agosto, se difundieron videos de internos que quemaban un monigote con forma de lagarto. Los protagonistas se autodefinen como miembros de Los Choneros, que están recluidos en la cárcel de Turi, en Cuenca.
“Hay que cazar lagartos”, repiten en la grabación, mientras lanzaban gasolina al monigote.
En ese centro carcelario también estarían miembros de esa agrupación. En el 2019, cuando se produjo una escalada de asesinatos en los centros de rehabilitación, Los Lagartos fueron señalados por tener una red de sicarios a su servicio.
Las investigaciones de entonces determinaron que los armados actuaban a cambio de dinero y que el grupo está integrado por personas que tienen sentencias de hasta 40 años.
El jefe de Los Lagartos, alias ‘Gorras’, murió el 29 de junio a causa del covid-19. El deceso ocurrió en Sucumbíos y luego fue trasladado a Guayaquil.
Los sucesos del lunes también generaron reacciones en las calles. Células delictivas de las dos organizaciones se movilizaron en barrios del sur de Guayaquil. Los agentes lo advierten y vigilan distritos cercanos a los Esteros y Portete. En esos sitios se ordenó que se aumentara personal para ejecutar los controles.
Agentes de Inteligencia han determinado que las dos redes han incursionado en la captación de menores para actos delictivos. Según las pesquisas, Los Choneros han montado células que son conocidas como Chonero Killers, una extensión de la banda delictiva.
Las investigaciones señalan que en estas células se encuentran, por ejemplo, personas con adicción a las drogas.
Según los agentes, a ellos se les asignan roles, deben ejecutar sicariatos y vender droga.
Esos detalles son investigados por la Fiscalía. Agentes de la entidad llegaron ayer a la Penitenciaría. Dos personas que habrían iniciado toda la violencia ya están identificadas.