Martha E. Viteri P.
Desalienta el lavado de manos del Gobierno cada vez que se ve su incompetencia.
Al señalar vacíos, vicios y errores pasados, un Gobierno debe esperar una consecuencia, la comparación con su gestión, y si no es diametralmente diferente le pasa factura.
Este hábito lo ha desgastado mucho. Las cadenas mostrando el aumento del gasto no son convincentes, pues viendo que la burocracia ha crecido más del doble, es natural que el Estado gaste más.
Sin un estudio comparativo de ingresos de los gobiernos es difícil creer en la “efectividad”, más aún cuando ningún otro Gobierno recibió excedentes petroleros por miles de millones de dólares que llegaron a manos llenas entre 2007 y 2008 y fue despilfarrada.
Los sábados, el Presidente achaca a sus opositores, como el último en que, a propósito del cobarde ataque a camarógrafos de Teleamazonas, dijo que son métodos socialcristianos.
Todos sabemos que Correa utilizó al MPD para que con garrote y piedra le ayudaran a disolver en 2007 al Congreso elegido democráticamente.
EL COMERCIO del 3 de enero da cuenta de que el Estado encabeza la lista de anunciantes de TV, spots y cadenas .
Son frentes abiertos con una sola finalidad: mantener una imagen pulcra y convencernos de que nos gobierna un redentor. ¿Por qué no dicen verdades como qué obras terminadas con las que se da lustre han sido planificadas e iniciadas por gobiernos anteriores?
Si por el ojo tuerto se roba dinero, es recuperable, pero por el ojo tuerto nos están robando la paz, la confianza, la esperanza, la fe, presentando al Ecuador de antes como un lastre de mala intención, festín e inoperancia, solo para tapar las lacras mejoradas y corregidas.
Tres años paulatinamente nos han robado el orgullo de país, que ya era República cuando llegó Correa y que logró ser el primer exportador y productor de banano en el mundo.
Ecuador se encuentra varado entre el petróleo y la burocracia, en un camino que transitamos con dinero en el bolsillo pero con el rumbo perdiéndose a diario, inevitablemente.