El presidente de Cuba Raúl Castro (izq.) y el presidente de EE.UU. Barack Obama (der.) de reunirán en Panamá, en la Cumbre de las Américas. Fotos: EFE
Un presidente de Estados Unidos y uno de Cuba estarán cara a cara en la Cumbre de las Américas, un histórico encuentro que sellará el acercamiento entre los dos países archienemigos por más de medio siglo.
El foro hemisférico de este viernes y sábado en Panamá pretende celebrar el acuerdo que los presidentes Barack Obama y Raúl Castro anunciaron sopresivamente el 17 de diciembre de normalizar las relaciones, augurando una nueva era en las relaciones con América Latina.
“La Cumbre es una oportunidad para un momento simbólico de acercamiento entre Cuba y Estados Unidos y para regularizar una cooperación triangular en la que participen de conjunto con la región“, aseguró el analista cubano Arturo López-Levy, del Centro de Estudios Globales de la Universidad de Nueva York.
La gran expectativa es también si Estados Unidos aprovechará el foro para anunciar la salida de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo del departamento de Estado. Eso justamente aceleraría la reapertura de embajadas en Washington y La Habana.
Según una fuente del departamento de Estado, “pronto” Cuba quedará fuera de la lista, que completan Sudán, Irán y Siria. No se descarta un diálogo entre Obama y Castro en Panamá. El secretario de Estado, John Kerry, también podría reunirse con el canciller cubano, Bruno Rodríguez, el jueves.
Más allá de todo, la foto entre Obama y Castro quedará para la historia. Si bien se saludaron durante el funeral de Nelson Mandela en Sudáfrica en 2013, no han mantenido, como no lo ha hecho ningún líder de los dos países en medio siglo, un encuentro de más de cinco minutos.
“Esto nadie se lo hubiera imaginado hace apenas seis meses”, expresó Antonio Oviedo, chofer de 57 años, en La Habana. Fue justamente en Panamá, en 1956, la última vez que un presidente de Cuba, el dictador Fulgencio Batista, y de Estados Unidos, Dwight Eisenhower, se reunieron antes de la ruptura, en 1961, de relaciones diplomáticas.
Pero la tensión ya se siente. Cerca de un centenar de cubanos y simpatizantes gritaron “vendidos” e “imperialistas” a disidentes que llegaron a un foro de la sociedad civil latinoamericana. Los opositores calificaron la presencia de Raúl Castro en la Cumbre como un “insulto” y una “bofetada” a Cuba. Esta es la primera vez desde la primera Cumbre de las Américas en 1994 que Cuba tendrá una silla entre los 35 Estados del continente.