Washington. AFP y Reuters
El presidente estadounidense Barack Obama detalló anoche su reforma sanitaria en un desafiante discurso ante el Pleno del Congreso, al que retó a “pasar a la acción”, tras advertir que no está más dispuesto a “perder el tiempo”.
Si no se aprueba una reforma sanitaria, “más estadounidenses perderán su cobertura cuando más la necesitan (y) más estadounidenses morirán”, señaló Obama. En tono retador, destinado visiblemente a reunir fuerzas del campo demócrata, vacilante tras los ataques de las últimas semanas, Obama advirtió: “El tiempo de las riñas se acabó”.
“No perderé tiempo con los que han hecho el cálculo de que es mejor políticamente matar este plan que mejorarlo”, añadió el Mandatario, interrumpido numerosas veces por los vítores de sus copartidarios, que dominan ambas cámaras del Congreso.
Los republicanos se mantuvieron elocuentemente en silencio, o abuchearon ligeramente algunos pasajes del largo discurso, de 45 minutos de duración
Los objetivos del plan son tres, explicó Obama: suministrar un seguro a los que carecen de él, dar más seguridad y estabilidad a los que ya lo tienen y reducir los costos sanitarios para las familias, las empresas y el Gobierno.
Dirigiéndose directamente a la opinión pública estadounidense, Obama aseguró: “Nada en nuestro plan requiere que usted cambie lo que ya tiene”, en referencia a las pólizas privadas que paga la mayoría de trabajadores y empresas.
En el Senado, meses de negociaciones bipartidistas del llamado ‘Gang of Six’ (‘Grupo de los Seis’) en la Comisión de Finanzas llegaron a las etapas finales mientras el presidente del panel, el demócrata Max Baucus, dijo que era tiempo de proceder con o sin los republicanos. Baucus señaló a la prensa que seguiría adelante la próxima semana con un proyecto de ley que distribuyó recientemente a los miembros de la Comisión. Ese plan impondría un pago a las aseguradoras, pero no incluiría una opción de seguro gubernamental.
El plan de Baucus incluye cambios radicales en el mercado de seguros. Pondría un impuesto a aseguradoras en sus pólizas de salud más caras y daría créditos fiscales a individuos y familias para ayudarles a compensar el costo de las primas. En cambio, las aseguradoras deberán garantizar libre acceso a todos los que quieran una póliza, sin rechazar por problemas de salud previos, ni modificar o cancelar la cobertura por enfermedades imprevistas.
Para los aproximadamente 46 millones de estadounidenses sin cobertura, el Gobierno se compromete a crear una especie de bolsa de seguros médicos, a la que individuos y empresas podrán acudir para buscar la póliza que les convenga, a precios competitivos. Todo ello ascendería a un monto de USD 900 000 millones, reconoció el Gobernante. Pero aseguró que ese dinero no se añadiría al galopante déficit público.
El discurso tenía un objetivo claro: imponer autoridad en un debate que se le escapó de las manos a Obama en las últimas semanas. Las protestas ciudadanas a lo largo y ancho del país durante el mes de agosto, que los demócratas achacan a una campaña organizada de la oposición, acabaron por confundir a la opinión pública. La reacción republicana deja presagiar que la colaboración bipartidaria no será fácil en el tramo final del debate, en el que Obama se juega buena parte de su capital político.
Las metas
El presidente de EE.UU., Barack Obama, ha dicho: “No queremos decidir quién puede y quién no puede ser atendido, ni esta reforma está destinada a dar seguro de salud a los inmigrantes ilegales, ni es un control gubernamental sobre el sistema de salud. Pero sí es el momento de hacer lo correcto para las familias trabajadoras de Estados Unidos”.
Para Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, “la salud pública es el mejor camino para garantizar la honestidad de las aseguradoras privadas y, a su vez, una forma de aumentar la competencia”.