Andrés Jaramillo. Redactor
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Para sacar al niño del país lo disfrazaron de mujer, con un vestido blanco y una gorra rosada.
Cómo operan las redes
Chimborazo, Tungurahua y Cotopaxi son, según la Policía, las provincias más vulnerables para el tráfico de niños. La falta de educación y los escasos recursos económicos influyen.
Los padres que permiten la salida de los niños reciben entre USD 50 y USD 150 mensuales por el supuesto trabajo doméstico de sus hijos. Por Tulcán incluso se llevan niños a Venezuela.
Los plagios también se dan en los hospitales. Anteayer una mujer secuestró a una niña recién nacida en la maternidad Isidro Ayora, en Quito. Dio datos falsos a los custodios del lugar.
Ecuador es utilizado como una terminal para transportar a los niños secuestrados de Perú y Colombia. Los clientes pagan hasta USD 50 000 por un infante.
El pequeño tenía cinco meses de nacido. Llegó el 6 de febrero de 2007 a la Embajada de España en los brazos de la española Dolores G. La acompañaban otras dos mujeres con doble nacionalidad: ecuatoriana y española. Eran Maribel y Linda V., madre e hija.
Dolores G. solicitó una visa para sacar del país al infante, pero las autoridades se percataron de que el bebé era un niño y que, así, los datos de su certificado de nacimiento no coincidían: estaba a nombre de Amalia García.
La Embajada alertó a la Dirección Nacional de Policía Especializada en Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen), que detuvo a las tres mujeres por el presunto delito de tráfico de niños.
Para la Dinapen, este no fue un caso aislado de tráfico de bebés. Desde 2004 se han registrado 137 en el país. Álex Carrillo, agente, dice que esos niños plagiados iban a ser vendidos a parejas de avanzada edad que no pueden tener hijos propios, en especial en Europa y Norteamérica.
“Los que se dedican a esa actividad son hábiles, se aprovechan de la condición económica de las familias pobres”, menciona. Hay otro grupo de niños exportados para explotarlos laboral o sexualmente (prostitución, pornografía…) o son enviados para vender sus órganos. “Los traficantes se acercan a las comunidades alejadas del país para reclutar a los niños. Dicen a los padres que trabajarán y estudiarán y que cada mes recibirán parte de sus ganancias”.
Desde 2004, la Policía logró la recuperación de más de 100 víctimas. Detuvo a 83 infractores. Entre ellos, las tres mujeres que intentaron evadir los controles en la Embajada de España. El día de su captura, la española Dolores G. dijo que hacía un favor a un matrimonio de escasos recursos. “Me pidieron ayuda para sacar la nacionalidad española del niño”.
El pequeño fue trasladado a una casa hogar. En Quito, uno de los sitios que acoge a los menores hasta los 5 años es el Hogar San Vicente de Paúl, en el sector de La Recoleta, en el sur. Allí los cuidan mientras se realizan las investigaciones para ubicar a los padres.
La búsqueda, en promedio, dura cinco meses. Los progenitores deben pasar por un proceso de adaptación antes de retirar al niño. “Vienen a visitarlo una o dos veces por semana y reciben tratamiento psicológico”, dice María Taipe, trabajadora social.
Luego se incrementan las visitas y se acude a las casas de los padres para saber si el ambiente familiar es el adecuado para el niño.
Taipe señala que se hacen visitas programadas y sorpresivas. “No solo se evalúa el aspecto económico, sino el emocional. Se nota cuándo los papas quieren a sus hijos”. Taipe dice que los padres que pasan por esta situación tienen que hablar con sus hijos al respecto. “No en la adolescencia, porque es más difícil. Cuando tienen 5 años se puede abordar la situación”. Recomienda hacerlo a través de un cuento, en donde el protagonista sea el propio niño. Así se logra la adopción de una cultura de prevención.
En 2008, el hogar registró tres casos de niños que fueron recuperados por la Policía. En lo que va del año hay un caso. Cuando se trata de niños extranjeros, las embajadas de cada país se encargan de hacer los trámites para repatriarlos. Este proceso también tarda en promedio cinco meses.
Pero si la Fiscalía o la Dinapen resuelven que el niño está abandonado o huérfano, ingresa al sistema regular de adopción.
Ese no fue el caso del pequeño que fue disfrazado de mujer. Una de las mujeres que acompañaban a la española era su verdadera madre. Las tres implicadas fueron sobreseídas de los cargos y salieron libres este año.