Nicaragua autoriza provecho 'familiar' de árboles afectados por huracanes

La destrucción del huracán Iota en Nicaragua dejó sin hogar a los pobladores de una comunidad devastada por el impacto del fenómeno climático. Foto: EFE

La destrucción del huracán Iota en Nicaragua dejó sin hogar a los pobladores de una comunidad devastada por el impacto del fenómeno climático. Foto: EFE

La destrucción del huracán Iota en Nicaragua dejó sin hogar a los pobladores de una comunidad devastada por el impacto del fenómeno climático. Foto: EFE

Las familias que quedaron sin vivienda durante el paso reciente de los huracanes Iota y Eta en Nicaragua podrán aprovechar los árboles afectados para reedificar sus casas, incluso si están dentro de áreas protegidas, informó este miércoles el Instituto Nacional Forestal (Inafor).

Con la disposición, firmada ayer martes 24, el Gobierno nicarag ense pretende brindar facilidades para que las personas que habitan en “las zonas de mayor afectación” de Iota y Eta, vuelvan a contar con sus viviendas.

El Inafor estableció una serie de requisitos para que los árboles afectados por el impacto de los huracanes, que trazaron el mismo recorrido en la Región Autónoma Caribe Norte (RACN) los pasados días 3 y 16, sean objeto de “aprovechamiento familiar”.

Entre los requerimientos están la obligación de presentar cartas de autorización del Inafor y del Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Inafor), así como de la solicitud dirigida a una autoridad local, aval de la comunidad y del Gobierno territorial, más un permiso ambiental.

El Inafor también estableció requisitos menos fáciles de ser conseguidos para una familia de damnificados, como la georreferenciación del área de intervención, la guía metodológica para la evaluación de planes especiales, el inventario forestal según guía metodológica, y un plan de reposición de 10 plantas por árbol.

Adicionalmente las familias de la zona de mayor afectación, la más pobre y aislada de Nicaragua, deberán cumplir con obligaciones cuyos costos están al alcance de empresas madereras, como el comprobante de inspección y autorización de una comisión interinstitucional, la aprobación de un regente forestal, y un acta de inspección.

La Fundación del Río, dedicada a la protección del medio ambiente, calificó la disposición del Gobierno como “una clara resolución del saqueo, y en áreas protegidas”.

Iota y Eta afectaron extensas zonas declaradas como “áreas protegidas”, principalmente en el sureste de Nicaragua, la más importante de ellas, la reserva de biosfera Bosawás, que contiene una de las selvas mejor conservadas de Centroamérica. El Gobierno calculó en 141 millones de dólares las pérdidas ambientales.

Los ambientalistas temen que, debido a que no hay un estudio que indique cuántas familias fueron afectadas en sus viviendas, se repita lo ocurrido tras el paso del huracán Félix en 2007, cuando se autorizó el aprovechamiento de “árboles derribados”, tras lo cual hubo denuncias de sobreexplotación de bosques no afectados en la zona.

Nicaragua pierde cada año unas 70 000 hectáreas de bosques, principalmente por cambio de uso de suelo, un dato que no ha sido actualizado por las autoridades estatales desde 2007.

El Gobierno ha informado que Eta, el primero en impactar, dejó 1 890 viviendas destruidas y 8 000 con daños parciales, pero el dato de las viviendas dañadas por Iota todavía no es público.

Según datos oficiales, ambos huracanes causaron pérdidas por 742 millones de dólares, o el 6,2 % del Producto Interno Bruto (PIB), y 21 muertos, en 56 municipios de Nicaragua.

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