Hace 15 años, la quinua no era muy apetecida en las zonas rurales y urbanas de Chimborazo.
Pero cuando los indígenas aprendieron a elaborar galletas, pinol, barras energéticas, café, fideos, chocolates, el consumo mejoró en la región e incluso hoy se exportan 400 toneladas anuales a Europa y EE.UU. En este éxito también ha ayudado la práctica de la agricultura orgánica para sembrar este cereal.
Este cambio empezó en el 2000 cuando los productores de 90 comunas de Colta, Guamote, Alausí y Riobamba decidieron unirse para impulsar este producto andino con el apoyo de la Fundación Escuelas Radiofónicas del Ecuador (ERPE).
Primero se capacitaron en técnicas de sembrado orgánico, luego aprendieron a fabricar confites para distribuirlos en supermercados y tiendas de Quito, Guayaquil, Ibarra, Ambato, Latacunga y otras ciudades.
En el 2003, según ERPE, el consumo local de quinua no llegaba a cinco toneladas anuales, pero con los productos procesados, en la actualidad se consumen 30 toneladas en el mismo lapso.
A tal punto que formaron la empresa Sumak Life para atender el mercado regional y buscar la exportación. El gerente Patricio Juelas dice que poco a poco el producto consiguió aceptación. “La diversificación fue la estrategia para ganarnos consumidores”.
Si bien empezaron con 200 familias productoras y 100 hectáreas de cultivos, en el 2003 ya eran 900 grupos familiares y 430 hectáreas. Hoy, 1 700 familias siembran, cosechan y comercializan quinua orgánica que proviene de 700 hectáreas. Su venta permitió a los pequeños productores mejorar su economía.
“Hace unos 12 años, una familia obtenía con la agricultura tradicional un ingreso diario de USD1. Pero hoy se consigue USD 4 o más”, dice Juelas.
A la par, ERPE promovió el consumo y el cultivo de este cereal a través de la radio en Amplitud Modulada (AM) y encontró mercados extranjeros.
El año pasado, exportaron tres toneladas de elaborados de quinua a Alemania. Además, se enviaron otras 400 toneladas de quinua en grano a EE.UU., Alemania, Francia e Inglaterra.
En los últimos años, el precio del quintal también mejoró de USD 60 a USD 90. La quinua para exportación pasa por un proceso de lavado, secado y envasado en la planta de Sumak Life, situada en Los Helenes en Guano.
José Balla, socio de la empresa en la comuna El Ángel (Colta), está satisfecho. “Antes no se consumía en nuestras comunidades porque no había motivación. Ahora hay confites, fideos y nuevas recetas para prepararla en sopa y con arroz. Nuestros hijos la comen con agrado y ellos solos”.
Balla vende 45 quintales por año a Sumak Life, la comercializadora de ERPE. “El año pasado recibí por mi cosecha USD 4 000 y gasté USD 700 en los abonos orgánicos y en el pago de los jornaleros. Sí hay ganancia”, dice Balla.
El poblado está a 40 minutos, en el sur de Riobamba. Su esposa Petrona Guamán y su hermana María le ayudan.
De niño, los padres de Balla le enseñaron que la semilla se debía colocar en la tierra en octubre. En ese mes se iniciaba el invierno. Luego de ocho meses, cuando las ramas se volvían amarillas, era la temporada de la cosecha.
Sus conocimientos ancestrales fueron reforzados por los técnicos de ERPE. Además, les enseñaron que no debía usar pesticidas. “Todo es orgánico. Los ingenieros de la certificadora BCS de Alemania ya inspeccionaron mi cultivo y los cultivos de todos los vecinos. Con eso podemos exportar”.
El técnico agrícola Jorge Fabara calcula que en el país se producen 1 200 hectáreas de este cereal y la mayoría está en Chimborazo.
En la comuna Ocpote San Luis, en Colta, Ana Balla carga en su espalda decenas de ramas de quinua a su casa. En una lona gigante las deposita y con un pedazo de madera golpea las pajuelas hasta que los granos se desprendan. Este año cosechará 15 quintales.
Para no olvidar
La quinua tiene 7,1 gramos de proteína por cada 100 gramos. Es el doble de lo que contienen el arroz y el trigo.
Es buena para los infantes pues es rica en hierro, calcio, fósforo y vitamina, y pobre en grasas.
En contenido nutricional de la hoja de quinua solo se compara a la espinaca. Sus nutrientes tienen un bajo índice de nitrato y oxalato, elementos nocivos en la nutrición humana.
Posee un alto porcentaje de fibra dietética total (FDT), lo cual la convierte en un alimento ideal para lograr eliminar toxinas y residuos que puedan dañar el organismo.