La canciller Angela Merkel rechazó hoy tajantemente los pedidos de expulsar a Grecia de la zona euro, en el inicio de una semana clave para definir la postura alemana ante la crisis de deuda en el bloque.
La salida de Grecia “podría desencadenar un efecto dominó extraordinariamente peligroso para nuestro sistema monetario”, advirtió en Berlín tras reunirse con directivos de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU).
Merkel reaccionó así a las voces cada vez más críticas con la ayuda alemana a Grecia, también desde las propias filas del gobierno en Berlín.
Aun así, la canciller volvió a reclamar a Atenas que cumpla con sus compromisos, después de que la semana pasada fracasara un acuerdo sobre el segundo paquete de rescate a Grecia, y la “troika” formada por la Unión Europea (UE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE) abandonara el país provisionalmente.
La propia Alemania será otro esta semana otro escenario a tener encuenta en la crisis del euro. La Cámara baja del Parlamento (Bundestag) comenzará a debatir el miércoles las reformas del mecanismo de rescate europeo (EFSF), que exigen una mayor contribución alemana.
El proyecto, que se votará a fin de mes, despertó críticas dentro del propio partido de Merkel y podría requerir los votos de la oposición para ser aprobado. Algunos analistas creen que sería un golpe casi letal para la coalición de centroderecha en Berlín. Merkel dio por hecho la aprobación y confió en que se logre gracias a los votos de las fuerzas que integran el gobierno.
“Necesitamos nuestra mayoría propia”, señaló. “Estoy segura de que la tendremos”. En el mismo momento en que Merkel comience a defender el EFSF reformado ante el Bundestag, el Tribunal Constitucional se pronunciará además sobre la participación alemana en los anteriores paquetes de rescate al euro.
Para iniciar una semana decisiva para su política europea, la agenda de la canciller Merkel incluía hoy por la noche un encuentro en Berlín con el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, cerrado a la prensa.
Entre tanto, los mercados enviaron señales negativas y acusaron la incertidumbre: con una caída superior al cinco por ciento, el Dax de Fráncfort lideró una jornada de pérdidas en las bolsas de Europa y quedó en su nivel mínimo desde hace dos años.