Italia estaba enfadada hoy. Molesta, porque su primer ministro, Silvio Berlusconi, fue objeto de “burlas públicas” y escarnios en la reciente cumbre de la Unión Europea (UE) de la víspera en Bruselas, según recogen hoy los diarios. Pero también porque el tiempo apremia cada vez más.
El gobierno de Roma debe definir las reformas y las medidas de saneamiento necesarias hasta el próximo miércoles, según la agenda esbozada por el dúo compuesto por la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy. Sobre todo éste último era hoy blanco de las iras de los políticos italianos.
El presidente francés no tiene derecho a “ridiculizar a Italia”, criticó el ministro de Exteriores, Franco Frattini.
“Sarkozy, como Zidane”, titulaba el diario “Il Giornale”, del grupo de Berlusconi, en alusión al cabezazo que el retirado astro del fútbol francés Zinédine Zidane propinó al italiano Marco Materazzi en la final del Mundial de 2006.
El país, sin embargo, también es consciente de que es urgente hacer algo. En Bruselas se decidirá cómo se puede utilizar de forma más efectiva el fondo de rescate del euro, el FEEF. Y se considera que Italia, que tiene tras Grecia el más alto endeudamiento de la eurozona en relación con el producto interno bruto (PIB), pone en peligro el mecanismo al no tener perspectivas claras.
A ello se suman los problemas de Berlusconi con su cada vez más inestable coalición de gobierno. Hace diez días tuvo que someterse a una cuestión de confianza y poco antes perdió por un voto una votación por el informe de cuentas de 2010.
No se sabe ahora que paquete de medidas llevará a Bruselas el debilitado jefe de gobierno. Las medidas de ahorro por unos 100 000 millones de euros (139 000 millones de dólares) aprobadas hace unos meses por el Parlamento italiano son insuficientes para los socios europeos.
Al igual que muchos analistas y las tres grandes agencias de rating, Bruselas echa en falta perspectivas de crecimiento positivas para la tercera economía de la eurozona. Berlusconi aplazó hace poco un decreto para intentar estimular la coyuntura con un comentario sarcástico: “No tenemos prisa y sobre todo no tenemos tiempo”.
Las opiniones divergen en torno a la interrogante de si se puede estimular el crecimiento sin aumentar el gasto.
El ministro de Economía, Giulio Tremonti, que goza en el extranjero de una buena imagen como partidario del ahorro, cree que sí. Berlusconi, sin embargo, opina lo contrario. Y el gobierno acumula ya deudas de 1,9 billones de euros.
Berlusconi considera ahora la opción de vender más propiedades del Estado, especulan medios italianos. Las ventas no sólo incluirían propiedades inmobiliarias, sino también tierras de cultivo. “Il Cavaliere” también quiere volver a abordar la difícil reforma de pensiones.
La edad de jubilación en Italia es de 65 años para los hombres y de 60 para las mujeres en el sector público. Se trataría de subir la edad a 67 años para ambos sexos.
Los problemas parecen en ese caso inevitables con la Liga Norte, que se opone vehementemente a la reforma como socio de gobierno. Las consecuencias podrían ser graves, ya que observadores parten desde hace tiempo que la Liga dejará el gobierno tarde o temprano.