El cacao es el rubro que más impulso tiene en Esmeraldas, debido a que se cosecha la variedad fino de aroma. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Desde hace dos años, la asignación de recursos para el sector agrícola de Esmeraldas creció. Entre el 2016 y el 2018 se entregaron USD 16,6 millones, a través de créditos de la banca estatal para la reactivación, luego del terremoto.
También ha intervenido el estado con los programas de apoyo, mediante el Ministerio de Agricultura y Ganadería, como lo ha hecho con Carchi, Imbabura y Sucumbíos. Entre las cuatro suman USD4 millones.
Un tercer apoyo ha sido de las prefecturas, que impulsan varios programas de mejoramientos de los principales cultivos y asistencia técnica.
Según BanEcuador, los USD 16,6 millones fueron para impulsar la producción de cacao y la palma aceitera de Esmeraldas. La pesca es otra actividad económica importante.
Carlos Bastidas, representante de la mesa provincial de Cacao, asegura que las cerca de 80 000 hectáreas de cacao en la provincia generan USD 48 millones al año.
Para Jacob Saavedra, del Centro Agrícola cantonal de Esmeraldas, el cacao fino de aroma se ha convertido en el eje dinamizador de la economía de Esmeraldas y ha sido también receptor de créditos.
Solo en la producción de cacao fino de aroma están inmersas unas 17 000 familias. La mayor producción está en Quinindé, San Lorenzo y Muisne.
En cambio, la Corporación Financiera Nacional, en la Zona 1 que incluye a Esmeraldas, destinó USD 3,8 millones en el 2017 para la producción de palma en el cantón Eloy Alfaro.
En el caso del sector pesquero, BanEcuador destinó USD 1,8 millones en créditos, con énfasis en Muisne, que fue muy afectado por el sismo. En los seis cantones costeros se produce 32 000 toneladas de pesca al año, que generan USD 70 millones.
Los puertos que más producen son los de Esmeraldas, Muisne y San Lorenzo, pero este último ha perdido espacio en más de un 50%, según Paola Pérez, dirigente del sector pesquero de San Lorenzo.
La ganadería no ha despegado. “La provincia no ha podido exportar carne, como ha sido la propuesta de la Asociación y de la Corporación de ganaderos de Esmeraldas, ante la falta de acuerdos comerciales”, asegura Patricia Cabrera, presidenta del gremio.
En Sucumbíos, una gran parte de los recursos locales se destina principalmente a la repotenciación del ganado, el sector avícola y la piscicultura.
María Jaramillo, viceprefecta de Sucumbíos, señala que con una inversión local de USD 3 millones se construyó una planta que produce 25 toneladas de balanceado al día, para pollos, peces y cerdos. Otro monto importante va a fincas agrícolas, que ya han beneficiado a 12 500 familias.
En Carchi e Imbabura, la inversión para el agro se concentró en mejoras de los sistemas de riego y asistencia técnica para impulsar los cultivos
tradicionales y nuevos.
En la primera, el ingreso de recursos mejoró la productividad de la papa. Para Carlos Romo, titular de la Dirección Provincial Agropecuaria, el incremento tiene relación con la semilla de alta calidad de la variedad superchola. Los proyectos de mejoramiento de riego, que impulsa la Prefectura, han incidido.
En Imbabura, la producción de frutas (aguacates, mangos, duraznos, entre otros) creció en los últimos siete años, igualando en superficie al maíz, el principal cultivo temporal, que ocupa 4 500 hectáreas, comenta Sherman Ortega, técnico de Desarrollo Productivo de la Prefectura de Imbabura.