El gobierno griego anunció este lunes que venderá “inmediatamente” las participaciones del Estado en la empresa de telecomunicaciones, en el banco postal y en puertos del Pireo, para reducir la enorme deuda del país.
“El consejo de ministros decidió proceder inmediatamente a la venta de las participaciones en OTE, el banco postal, los puertos de Atenas y Salónica, así como la empresa pública de aguas de Salónica”, dijo el ministerio de Finanzas en un comunicado divulgado al término de un consejo de ministros excepcionalmente largo.
La reunión del gobierno griego estuvo consagrada a adoptar medidas adicionales destinadas a sanear el sistema financiero del país y reducir la deuda que este año se elevará a más del 150% del PIB.
Se espera que el plan de privatizaciones del Estado aporte 50 000 millones de euros para 2015.
El gobierno griego “reiteró su determinación de continuar con el programa de saneamiento presupuestario tomando medidas adicionales de más de 6 000 millones de euros (…) para lograr reducir el déficit al 7,7% del PIB en 2011”, el objetivo que exigen a Grecia la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, sus principales acreedores, a cambio de su apoyo financiero.
OTE, cuyo accionista principal es el alemán Deutsche Telekom, es el gigante de las telecomunicaciones griegas, y el primer grupo de telecomunicaciones en los Balcanes. El Estado helénico tiene una participación del 20% en su capital.
Deutsche Telecom dispone de una opción de compra de una parte que puede activar hasta diciembre del 2011.
El Estado griego también tiene el 34% del capital del banco postal, que está cotizado en la Bolsa de Atenas, y que se vanagloria de haber obtenido los mejores resultados de las entidades bancarias griegas en las pruebas de resistencia realizadas en 2010.
Bajo la presidencia del primer ministro Giorgos Papandreou, el consejo de ministros inicio al medio día el examen de este plan, cuya primera copia fue divulgada a mediados de abril.
La prensa griega destacaba entre las nuevas medidas “despidos en el sector público” y “bombas fiscales” con una subida de los impuestos directos, equivalente a una “nueva bajada de salarios”.
Vilipendiadas por el electorado, cuyo apoyo a los socialistas cae, estas medidas pueden socavar la economía, asfixiada ya por cerca de tres años de recesión, y un desempleo que ronda el 16%, y el 40% entre los jóvenes.
En plena forma en los sondeos, el ultraortodoxo Partido Comunista griego rechazó cualquier diálogo con el gobierno, mientras que la oposición de derecha, a la que la UE pide un compromiso claro, se opone a más rigor.
Pero el gobierno ha tenido que ceder ante la insistencia de los representantes de la UE-FMI que realizan una auditoría, excepcionalmente larga, previa a la entrega, prevista para junio, de otros 12.000 millones de euros del préstamo de 110.000 millones otorgado a Grecia en mayo de 2010.
El rechazo a entregar este dinero equivaldría “según toda probabilidad a la bancarrota” del país, aplastado por una deuda superior al 150% de su PIB, advirtió Papandreou el domingo.
“Tenemos un camino hacia la bancarrota y otro, difícil y doloroso a un acuerdo” sobre un “plan que garantiza préstamos y el dinero necesario para que el país sobreviva”, resumió el lunes el portavoz del grupo parlamentario socialista, Christos Protoppas.
Un año después del plan de apoyo Europa-FMI, asociado a un primer plan de austeridad, Grecia no ha logrado recuperar su credibilidad, y los mercados están dispuestos a prestarle dinero solo a unos intereses cercanos al 17% que hacen prácticamente imposible cualquier intento de refinanciar por sí misma su deuda.
El país bajo tutela está analizando una ampliación del plazo de la devolución de la ayuda otorgada en mayo del 2010, mientras que la idea de un reescalonamiento de la deuda se extiende por Europa, pese a la oposición cerrada del BCE.