El crecimiento de 4% de las exportaciones ecuatorianas en cuatro meses del 2023 es un reflejo del enfriamiento del comercio internacional. Es decir, ese fenómeno empuja al estancamiento de las exportaciones de Ecuador.
La demanda de los principales mercados se desacelera, reflexiona Xavier Rosero, vicepresidente Ejecutivo de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor).
Los efectos de la guerra de Rusia y Ucrania se mantienen. Pero, ahora hay una guerra de precios y el incremento de los costos de energía de las materias primas que son importantes en parte de los alimentos.
Todo esto hace que los hogares empiecen a sentir restricciones en sus presupuestos, mucho más fuertes y profundas, y son visibles frente al año anterior. Ecuador crecía a un ritmo de dos dígitos y ahora se ubica en 4%.
Esta desaceleración de la demanda internacional llega acompañada de un efecto económico natural, que es la caída o desplome de los precios. Esto impide el posicionamiento de toda la oferta. “Es una competencia de precios y eso es lo que ya estamos viendo en el sector camaronero”.
Exportaciones del camarón y atún
José Antonio Camposano, presidente Ejecutivo de la Cámara Nacional de Acuacultura (CNA), expresó semanas atrás la preocupación por la caída de los precios de la libra del crustáceo. Esta disminución ocurre en los mercados de China, Estados Unidos y Europa.
Rosero comenta que en la información de las cifras de mayo del camarón se observa un aumento del volumen exportado, pero hay una caída de precios bastante drástica.
Las estadísticas de la CNA reflejan que de enero a mayo se exportaron 1 095 millones de libras, un 19% más en igual período del 2022. Sin embargo, se vendieron 2 707 millones de dólares, con un crecimiento de apenas 1% frente al 2022.
Rosero dice que la mayoría de los productos del sector acuícola y pesquero experimenta este escenario. El sector atunero industrial está casi por llegar a su línea roja de mínimo de la escala de exportación, porque Europa está en un estancamiento económico muy agresivo y fuerte.
Esta menor demanda se debe a que los hogares europeos empiezan a tratar de consumir los mismos productos, pero con menor calidad. Ecuador compite con los tailandeses y filipinos, que llegan con su oferta a mitad de precio.
Este escenario no permite encontrar mercados que puedan reemplazar a los dos grandes destinos de exportación de Ecuador, que son Europa y Estados Unidos.
No se logra posicionar a los productos y es difícil encontrar otro espacio que absorba esos volúmenes. Esencialmente, los productos de grandes volúmenes están marcados por ese contexto de desaceleración global.
El sector agrícola exportador
En el 2022, el sector agrícola y agroindustrial -que es el más intensivo en exportación de volumen- cerró con un retroceso. Si bien es cierto que el banano empezó a recuperar espacio hay que tomarlo con mucha cautela, aclara Rosero.
Para el segundo semestre ese crecimiento podría ser más moderado, porque la caída de los precios se puede profundizar en Europa.
Richard Salazar, presidente Ejecutivo de la Asociación de Comercialización y Exportación de Banano (Acorbanec), explica que entre abril y mayo hubo un exceso de lluvias. Por esa razón, la producción disminuyó; aunque hubo un 5% más, no toda la fruta reunía las condiciones para exportar.
En los primeros meses del 2023 se exportó más banano que en el 2022 y además los fletes navieros bajaron a sus niveles normales, que favorecieron a la fruta, dice Salazar.
Los mercados de Rusia, Reino Unido y Europa compraron más banano en mayo, pero no fue suficiente, porque el crecimiento en cajas fue del 2,96%. El año pasado decreció -6,36%.
En resumen, Salazar y el gremio tienen la expectativa de un crecimiento de entre 3% y 5%, si es que el fenómeno de El Niño no llegara a ser muy fuerte. El verano en el hemisferio norte incidirá en una menor compra, porque el banano no se consume en esta época.
Rosero cree que El Niño pudiera mermar la productividad, sobre todo en el sector agrícola, que agravaría aún más la situación.
En el caso de las manufacturas, la mayor parte se destina a Estados Unidos y la región. Pero este segundo mercado empieza a sentir esa desaceleración, porque los socios a los que se vende tampoco pueden posicionar sus productos. Su comercio exterior se hace mucho más pequeño.
Eso rompe algunas oportunidades del sector manufacturero exportador, para recuperar el espacio pospandemia.
Las oportunidades para las exportaciones
Lo positivo es que el sector privado trata de encontrar varias soluciones, como el espacio que se podría abrir con Estados Unidos con la iniciativa de la Ley IDEA. “Podría ser una importante válvula de escape para el posicionamiento de esos volúmenes y que sí se benefician la agroindustria, pesca y manufacturas”, expresa Rosero.
Si se consigue hasta fines del 2023, que es la expectativa, el tratamiento del proyecto IDEA se tendrían plazas importantes para los sectores que tienen un problema en su crecimiento.
Otras alternativas son el acuerdo con Costa Rica, que tiene que ser aprobado por la nueva Asamblea; y la firma del tratado con Corea del Sur beneficiará a los productos de mayores volúmenes.
La expectativa de Fedexpor para los próximos meses es que las exportaciones se van a pegar más hacia el 0% y eso sería muy grave.
A inicios de año se preveía un crecimiento de un dígito, pero la lógica era que fuera más hacia el 10% que el 0%. “Pero ahora estamos viendo que la desaceleración es mucho más profunda y más cercana al estancamiento”.
Más noticias