Las empresas que acatarán parcialmente el decreto mantendrán abiertas áreas operativas y de producción. Foto: Xavier Caiviñagua para EL COMERCIO
No todos los negocios suspenderán por completo la jornada laboral este 1 de mayo del 2019. Exportadores, industriales, comerciantes y más trabajarán con normalidad.
Es el caso de firmas como Colineal, fabricante de muebles, que no descansará y laborará normalmente porque su trabajo ya estaba planificado y debe cumplir con un pedido de exportación para amoblar un edificio en Panamá, comentó Roberto Maldonado, presidente de la firma.
El Decreto Ejecutivo 729, del 29 de abril, dispone suspender la jornada para los sectores público y privado, por el Día Internacional del Trabajo.
El sector público tiene la obligación de recuperar ese tiempo trabajando una hora adicional a partir del 6 de mayo. Los privados pueden adoptar la compensación como lo consideren pertinente, de acuerdo con sus necesidades.
El experto en materia laboral, Carlos Carlosama, explica que las compañías que resuelvan desarrollar sus actividades habituales lo pueden hacer al amparo del decreto, sin que esto implique el pago de horas extraordinarias.
Grandes compañías consultadas por EL COMERCIO informaron que acatarán parcialmente la medida porque mantendrán abiertas determinadas áreas operativas y administrativas.
Los establecimientos comerciales del Centro Histórico estiman que habrá una baja afluencia de compradores. Foto: Misael Morales / EL COMERCIO
Es el caso del Oleoducto de Crudos Pesados (OCP), Movistar, Schlumberger, Banco Pichincha, Industrias Ales y Graiman. Las tres primeras, por políticas internas, no prevén exigir una recuperación de la jornada laboral.
En el Sur y Centro Histórico de Quito, propietarios de locales comerciales y ventas de comida comentaron que la decisión del Gobierno ocasionará una reducción en las ventas para algunos negocios.
Darío Flores, del restaurante Querubi, ubicado en la Plaza Grande, proyecta pérdidas para este día porque, adicionalmente, este espacio permanece cercado por vallas metálicas que limitan el paso de los transeúntes.
En el sur de Quito, en el sector de la Rodrigo de Chávez, Jéssica Pazmiño es dueña del local de belleza Navy. En un día normal atiende a unas 15 personas, pero el número baja a la mitad en un feriado.
En otra orilla, David Cardoso, administrador del restaurante El Forastero, niega que el cambio afecte a su negocio. De hecho, comentó que en los días de asueto las ventas diarias se incrementan de USD 700 a USD 800, en promedio.
Gremios empresariales criticaron al Gobierno por la medida, en razón de que no se brinda estabilidad normativa ni contribuye a mejorar la situación económica de la población ecuatoriana.
Patricio Alarcón, presidente del Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE), cuestionó que suspender la jornada de hoy no abona para reactivar el consumo interno; por el contrario, perjudica la planificación de las compañías privadas.
La Ley Reformatoria a la Ley del Servicio Público y al Código de Trabajo, aprobada en diciembre del 2016, faculta al presidente de la República, mediante decreto ejecutivo, suspender la jornada de trabajo para los sectores público y privado en días que no son de descanso obligatorio. La jornada podrá ser compensada como disponga dicho decreto.
José Irigoyen, abogado laboral e investigador de la Universidad San Francisco de Quito, repara en que el decreto 729 contradice al artículo 60 del Código de Trabajo, el cual estipula que el empleador tendrá derecho a recuperar el tiempo aumentando hasta por tres horas las jornadas de los días subsiguientes.
Alarcón, Irigoyen y Carlosama son partidarios de que se elimine de la ley la facultad del Ejecutivo de suspender la jornada en cualquier momento.