La ensambladora Ómnibus BB opera en el norte de Quito. Pavel Calahorrano / EL COMERCIO
Las líneas de producción de empresas ensambladoras de motocicletas, computadoras, vehículos y teléfonos celulares se mueven hoy con menor ritmo.
Metaltronic ensambla motocicletas en el país desde hace más de cinco años.
Pero ahora atraviesa un freno en la producción: el año pasado armaba en promedio 50 motos al día, pero hoy solo produce ocho.
Las salvaguardias arancelarias que rigen desde marzo del año pasado, con un 25% para la compra externa del CKD (piezas de motocicletas), es la principal razón que afectó al sector de ensamblaje de motos, según Oswaldo Landázuri, presidente de la Asociación de Ensambladoras de Motos, y gerente comercial de Metaltronic.
En el primer semestre de este año, el sector ensambló unas 26 000 unidades; frente a las
40 000 registradas en el mismo período del 2015.
En ciertos casos la producción se detuvo. La marca Motor 1 no armó motocicletas entre abril y junio de este año.
Lo que ocurre con las motocicletas se repite en otros segmentos. En el armado de computadoras portátiles y de escritorio el costo de ciertas partes se elevó por la aplicación de las salvaguardias arancelarias y se complicó el trabajo.
Entre enero y mayo pasado, por ejemplo, llegaron al país
1 430 toneladas de estos componentes, por un valor de USD 35,8 millones. Pero en el mismo período del 2015, la importación fue superior, con 2 297 toneladas y más del doble en divisas: USD 74,8 millones.
Ante la situación surgen estrategias. La firma Cartimex, que ensambla y comercializa productos tecnológicos bajo la marca Xtratech, trabaja en la diversificación de su oferta y la creación de productos con mejores prestaciones, como computadoras con mayor capacidad de procesamiento.
El ensamblaje de vehículos también viene de caída. Según la Cámara de la Industria Automotriz Ecuatoriana, en el 2014 se armaron 62 689 unidades; el año pasado la cifra bajó a 48 926 y para este año la previsión es llegar a 25 000 vehículos ensamblados en el país.
En el país operan cuatro ensambladoras: Ómnibus BB, Aymesa, Ciauto y Maresa. Esta última está parada desde diciembre del año pasado.
La producción de teléfonos celulares, que hasta hace dos años se movía con dinamismo, también está afectada. Este año nueve empresas dejaron de ensamblar celulares, trasladaron sus operaciones a otro país o están en busca de un socio para hacerlo. Hipertronics, por ejemplo, negocia el traslado de operaciones a México.
Andrés Robalino, director ejecutivo de la Cámara de Industrias, Producción y Empleo, en Cuenca, cree que hay errores en la política pública y en los sectores productivos.
“Se pensó que con leyes se iba a impulsar el desarrollo de diferentes industrias ensambladoras. Pero no se modificaron vacíos de fondo que básicamente recaen en la competitividad”. En este punto, asegura Robalino, la tarea es del sector privado capacitando al personal, innovando y adaptándose a los cambios del mercado.
Otra recomendación que hace el dirigente es enfocarse en lo que el país ha destacado históricamente.
Como ejemplo señala el sector agrícola, la línea blanca, la cerámica, etc.
Una de las líneas de ensamblaje con buena salud es el de televisores: el 40% de los televisores que se comercializan en locales de venta es ensamblado en el país.