El crédito que otorgan los locales comerciales en Ecuador superó en número de operaciones a los entregados por las entidades financieras. Así lo evidencia el Barómetro de Acceso al Crédito, presentado en noviembre de 2022.
El estudio fue elaborado por la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB) y el buró de crédito Equifax Ecuador. Este presenta datos sobre operaciones crediticias de bancos, cooperativas y de establecimientos comerciales entre el año 2018 y junio de 2022.
Según el reporte, el sector comercial superó al bancario y cooperativista en el número de operaciones concedidas, entre enero y junio de 2022. En ese tiempo, los locales comerciales entregaron 993 262 créditos, que representa el 41% del financiamiento registrado.
Para David Castellanos, catedrático de la UASB y parte del equipo investigador, esas cifras demuestran que el potencial primer paso para acceder a un crédito en Ecuador se produciría en las casas comerciales.
Locales financian pequeños montos y a personas jóvenes
El financiamiento que otorgan los locales comerciales de Ecuador va a personas jóvenes. Según el reporte, el 76,22% de los ciudadanos, que accedieron a crédito entre 2018 y junio del 2022, se concentra entre los 20 y 50 años.
Mientras que en los bancos privados y las cooperativas de ahorro y crédito, la mayor concentración se ubicó entre los 30 y 60 años, con el 71,43% y 68,54%, respectivamente.
También el crédito que ofrecen los establecimientos se enfoca en personas con pocos ingresos. Los clientes registraron montos inferiores a los USD 300 mensuales en promedio.
Para Castellanos, el perfil de estas personas corresponde a quienes no han obtenido créditos a través de entidades financieras en el pasado. Por eso, considera que, en un futuro, el acceso a este financiamiento ayudará a esos clientes a obtener un historial crediticio y acceder a préstamos en bancos o cooperativas.
¿Cómo funciona el crédito directo?
Para obtener un crédito directo de los locales comerciales, el primero requisito es la cédula de ciudadanía. A través de este documento, el establecimiento verifica el ‘score’ (calificación) crediticio. Así determina si es apto para obtener un financiamiento, explica Guillermo Granja, vocero de la Universidad Ecotec. Este se lo usa para compras de ropa, electrodomésticos y otros insumos para el hogar o negocios.
“Si una persona tiene más de 500 puntos en el buró de crédito, dependiendo del monto de financiamiento que requiere, es susceptible para obtener un crédito directo”, dice el experto.
El otorgamiento de créditos por parte de los locales comerciales está regulado por la Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros (SCVS). A través de una resolución se ha establecido que la tasa de interés que estos negocios cobran, debe estar alineada con los máximos establecidos para el crédito de consumo, afirma Granja. Para noviembre, la tasa máxima para este segmento es de 16,77%.
No obstante, las casas comerciales manejan sus propias tarifas para cobros atrasados, siguiendo los lineamientos de la Superintendencia. Los montos de los recargos por pagos atrasados van entre USD 1 y unos USD 20, dependiendo el valor de la cuota.
“Estos recargos se cobran fuera de los intereses de mora”, explica Granja. Por eso es importante, que en este tipo de financiamiento los clientes procuren hacer sus pagos de forma puntual, recomienda el experto.
La colocación de crédito implica mayor riesgo para estos establecimientos, cuya función es la comercialización de bienes. Por eso, este tipo de financiamiento puede resultar costoso por estos recargos, dice Andrés Mortola, couch financiero.
Además en el crédito directo pueden existir cobros adicionales como emisión o envío del estado de cuenta, club de beneficios, entre otros. Por eso es importante, revisar las condiciones del contrato de crédito directo, sugiere Mortola.
También hay que tener en cuenta que el financiamiento se encarece si el plazo es mayor. No obstante, Castellanos considera que estos recursos permiten la inclusión financiera y brindan alternativas de acceso al crédito en el sistema formal, sin necesidad de que las personas acudan al ‘chulco’.
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