El sol y los fuertes vientos de verano llegaron y junto con ellos el entusiasmo por las vacaciones. Pero la alegría no es de todos, principalmente de los comercios que se ven afectados en esta temporada.
Uno de ellos es Blanco y Negro, una copiadora cercana a la Universidad Católica, donde la afluencia de público se redujo en aproximadamente un 60%.
María Belén Martínez, encargada del sitio, explica que en clases 200 personas solicitan sus servicios. Pero a pesar de la reducción de clientes piensa seguir atendiendo en su horario regular, de 07:30 a 20:00. Un sitio donde también atienden con normalidad es la papelería El Girón.
En ese sitio las ventas caen en un 50% y para evitar gastos no se hace ningún pedido y se realiza un inventario. En los tres meses de verano el comercio sobrevive por las compras que realizan oficinistas. Similar situación se vive en el restaurante Almuerzo, de la calle Wilson, donde a diario llegan 40 de las 80 personas regulares.
La industria de alimentos y bebidas, en cambio, redirecciona sus ventas. Los proveedores de jugos, ‘snacks’, yogures, que consumen los niños, enfocan sus campañas de consumo en los sitios a donde los estudiantes acuden a descansar. Sumesa, por ejemplo, se concentra en los campamentos vacacionales. Según Juan Pablo Williams, gerente de Marketing de la empresa, otros sitios claves son los cines, centros comerciales, parques y playas. Las marcas Frutal, Sumesa Té, Solo Té, Agua Sumesa y Power Yus son las más demandadas en esta temporada.
El ejecutivo reconoce que cuando empiezan las vacaciones, las ventas bajan y para nivelarlas aumenta el suministro de productos en otros espacios como las tiendas de barrio. Una estrategia similar aplica Industrias Toni. Uno de sus productos estrella entre los escolares es Gelatoni, pero en esta época se promociona con más fuerza en los balnearios.
Tras una investigación interna, Toni concluyó que a diferencia de otras ciudades andinas, en Quito la mayoría de niños viaja con su familia, por lo que la firma se traslado hacia los destinos vacacionales. Gina Moyano, jefa de Marca Gelatoni, sostiene que la caída de entre 10% y 15% del consumo del sector escolar es compensado por turistas que acuden a las playas, especialmente de Esmeraldas y de la ruta del Spóndylus.
En las industrias lácteas se deja de vender 150 000 litros diarios, de los 4 millones de litros que se consumen normalmente a escala nacional a diario. Según Rafael Vizcarra, director del Centro de la Industria Láctea, esta situación no implica un impacto ya que está prevista en su cronograma.
En la Pasteurizadora Quito, por ejemplo, las ventas se reducen en 20 000 litros diarios, lo cual para su director Víctor López es mínimo.
El directivo asegura que esa leche no se desecha sino que se la usa para elaborar quesos, leches saborizadas o se la deja como reserva para los meses de septiembre y octubre, cuando se normaliza la demanda.
A diferencia de esta industria, los negocios de cursos vacacionales son los que tienen gran cantidad de clientes en esta época, como es el caso de Ceadi.
Durante la temporada escolar este sitio brinda el servicio de refuerzo escolar, terapias de aprendizaje, etc. Tres personas junto con la dueña trabajan esos nueve meses, pero para los cursos vacacionales se contrató a tres más.
“La demanda que hemos tenido permitió que desde hace dos años cambiáramos la modalidad de trabajo. Ya no hacemos solo cursos sino campamentos, en los que se diversifican las actividades ”.
Los negocios aledaños a donde se dictan cursos también se benefician como Fast Food, restaurante cercano a un instituto de idiomas, al norte de Quito. “Llegan a diario 40 chicos que salen de inglés”, dice Carlos Silva, dueño.
La cifra
60% de clientes de las papelerías, café nets, copiadoras y restaurantesson estudiantes.