En los muelles pesqueros del puerto de Manta, a pesar de las fuertes lluvias que caen desde hace una semana, el mantenimiento en los barcos de la flota atunera no para.
Los dueños de embarcaciones cumplen con la segunda fase de la veda del atún, que va desde noviembre hasta mediados de enero del 2011.
Cuarenta barcos atuneros de entre 150 y 1 200 toneladas están anclados al filo de los muelles. Para Camilo Cedeño, pintor de profesión, las vedas desembocan en un triple propósito: preservan la especie, fomentan las plazas de trabajo en el puerto y en tierra, y las naves al tener mayor mantenimiento trabajan sin problemas cuando salen a faenas de pesca.
Cedeño es uno de los 2 400 artesanos que se benefician de las fuentes de empleo que generan las vedas impuestas por la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) en el Océano Pacífico Oriental (OPO) para preservar las especies de atún.
“Hay que raspar, lijar y hasta fondear varios tramos del casco de los barcos. Es un trabajo fuerte y lo importante es que tengo donde trabajar para ganar un poco de dinero para las fiestas navideñas”, dijo. Su jornal por semana es de USD 120.
En cada barco al menos trabajan 60 personas. En tierra se utiliza la mano de obra de gente que trabaja en talleres mecánicos, tornerías, carpinterías; así como los expertos en electrónica, electricidad, hidráulicos y técnicos en temas satelitales. Suman aproximadamente 400 personas.
Santiago Lucas trabaja en un taller de soldadura. Este obrero es experto en soldar materiales inoxidables. “Para trabajar en tareas de suelda en los barcos hay que ser muy cuidadoso a la hora de unir las planchas de monel (acero contra la corrosión)”.
La primera fase de la veda fue entre julio y septiembre pasado, recuerda Luiggi Benincasa, funcionario de la Asociación de Atunero del Ecuador (Atunec). Entonces 47 embarcaciones cumplieron con la medida.
“Somos un país respetuoso de las vedas y por ello los armadores pesqueros escogen en qué fecha prefieren dejar de pescar y someter sus naves al proceso de mantenimiento”, señaló.
De enero a octubre del presente año se pescaron 402 000 toneladas de atún en el Océano Pacífico Oriental (OPO), de las cuales 119 258 toneladas fueron capturadas por la flota nacional, según reportes de la CIAT.
Raúl Paladines, armador pesquero, cree que en el 2010 las capturas de atún no fueron tan buenas. “Los barcos navegaron más lejos, hasta 90 días y retornaban con apenas un 50% ó 60% de sus capacidades”, sostuvo.
Paladines asegura que la inversión en avituallamiento (abastecimiento de combustible, alimentos, carnada e imprevistos) supera en algunos casos los USD 400 000.
Este sin duda ha sido un año crítico para el sector, porque las vedas y la escasez de pescado incidió en menos captura de atún. El trabajo en este sector se realiza solo durante 10 de los 12 meses, por las dos vedas.