Tegucigalpa. AFP y ANSA
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La primera fase de la nueva mediación de la OEA en Honduras terminó en fracaso. Ayer, una misión de cancilleres del organismo hemisférico partió de Tegucigalpa sin lograr que el Gobierno de facto y el depuesto presidente Manuel Zelaya firmen un acuerdo para resolver la crisis que desató el golpe de Estado del 28 de junio, pero dejaron abierto un diálogo.
“La misión de la OEA cree que el diálogo iniciado con participación directa de las partes puede conducir a la superación del conflicto”, subrayó un comunicado leído por el canciller de Costa Rica, Bruno Stagno.
La negociación está siempre estancada en el punto central, la restitución de Zelaya en el poder, que exige el Mandatario depuesto con el respaldo de la comunidad internacional, pero rechaza el gobernante de facto, Roberto Micheletti, apoyado por el poderoso sector empresarial y los militares del país.
Pese al endurecimiento de posiciones, tres representantes de ambas partes continuarán una nueva sesión de conversaciones sobre posibles cambios al Acuerdo de San José, plan del presidente costarricense Óscar Arias que establece la restitución de Zelaya y propone una amnistía y un gobierno de unidad.
Aunque el jefe de la OEA, José Miguel Insulza, y una decena de cancilleres y vicecancilleres dejaron Tegucigalpa, Stagno y otros altos funcionarios permanecen supervisando los debates.
Para avanzar con el diálogo, los cancilleres pidieron al Régimen de facto poner en vigor la derogatoria del decreto que suspendió las libertades civiles hace 12 días, y condiciones dignas para Zelaya, que se refugia en la Embajada de Brasil desde que entró a Honduras, el pasado 21 de septiembre.
El diálogo se complicó luego de que Micheletti advirtió el miércoles a la misión de la OEA que para dejar el poder exige que Zelaya “se haga a un lado” y que solo una “invasión” detendría las elecciones del 29 de noviembre, aun si no son reconocidas por la comunidad internacional.
“Está actuando como si viviera en otro mundo, como si Honduras fuera una gran potencia, no le importa la comunidad internacional, no le importa el pueblo, está llevando al país a un abismo”, reaccionó Zelaya.
El derrocado Presidente insistió en que para “traer la paz al país” es indispensable firmar el Acuerdo de San José y fijó como fecha para hacerla efectiva el 15 de octubre, con el objeto de disponer de 45 días para organizar los comicios.
“Tenemos optimismo, pero ahora es moderado. Hay un atrincheramiento de posiciones. Aun con la dureza de Micheletti, seguimos creyendo que el diálogo es la solución”, declaró el canciller de El Salvador, Hugo Martínez, antes de partir de Tegucigalpa.
Micheletti, quien recibió en los últimos días a una decena de congresistas estadounidenses, subraya éxitos en el plano internacional en torno a un relajamiento de las presiones
en lo referido al reconocimiento de las elecciones.
Medios de comunicación -casi todos afines al Régimen de facto -, empresarios y políticos reflejaron un aire de triunfalismo frente a las “imposiciones” de la OEA y la comunidad internacional.