Con el desempleo en niveles récord, la crisis económica latente y su popularidad por los suelos, algo tenía que hacer José Luis Rodríguez Zapatero para salir del hoyo. Se lo exigían al presidente del Gobierno español en las propias filas socialistas y algún líder incluso se atrevió a reclamarlo en público. La respuesta la dio ayer, cuando faltan siete meses para los próximos comicios municipales y año y medio para las siguientes elecciones generales, acometiendo la remodelación más profunda de su Gabinete desde que llegó al poder en 2004. Para muchos fue una sorpresa -los ministros entrantes y salientes se enteraron una noche antes-, ya que lo que estaba en la agenda era sustituir al ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, quien se va como candidato a las elecciones en Cataluña en noviembre. Pero lo que decidió Zapatero fue un cambio radical: situó como hombre fuerte del Gabinete al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba en reemplazo de María Teresa Fernández de la Vega. Mantiene la cartera al frente de la cual se ha convertido en el azote del grupo terrorista ETA y asume la Vicepresidencia Primera del Gobierno y la portavocía del mismo, en el peor momento del Ejecutivo socialista desde su llegada al poder en 2004, con unas encuestas electorales que sitúan al opositor Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy hasta 14,5 puntos por encima del Partido Socialista (PSOE). Rubalcaba “tiene unas cualidades muy notables para la acción política, para la explicación política de la acción del Gobierno”, dijo Zapatero sobre él, en la comparecencia en La Moncloa en la que confirmó lo que a primera hora de la mañana se había filtrado a los medios. El nombre del nuevo hombre fuerte del Gobierno se barajaba ya antes en los mentideros políticos como posible sucesor de Zapatero, en caso de que este decidiera no optar a un nuevo mandato en las elecciones generales de 2012. Y la decisión del jefe del Ejecutivo reforzó ayer esa hipótesis. La remodelación del Gabinete supone la entrada de cuatro caras nuevas y suprime dos ministerios: el de Igualdad y el de Vivienda. La salida más llamativa del Ejecutivo es la de la hasta ahora vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, quien llevaba como “número dos” del Gobierno desde que Zapatero ganó sus primeras elecciones generales en 2004. Es el mismo tiempo que Miguel Ángel Moratinos ha estado al frente de Cancillería, donde será relevado por la hasta ahora ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez. La remodelación del Ejecutivo fue contestada con desdén por la oposición. “Se cambian los músicos de la orquesta pero no el director ni la partitura”, dijo Mariano Rajoy.